Mi corazón quise dar
y mi sombrero volqué,
rodando lo que guardé
en tantos años de amar:
Estrellas con estrellitas
estallando en blanco brillo
y un tierno amor muy sencillo
brotando de mis manitas.
Mi corazón quise dar
y mi sombrero volqué,
rodando lo que guardé
en tantos años de amar:
Estrellas con estrellitas
estallando en blanco brillo
y un tierno amor muy sencillo
brotando de mis manitas.
Ni callado, ni ausente. Creador de delegados inteligentes y libres.
Vengo manteniendo que SÍ, que se puede ver a Dios en dos planos diferentes y yuxtapuestos:
- En
el interior cristalino de uno mismo y de otros cuando dejan ver su intimidad más íntima.
- En la naturaleza exterior.
Ya afirmaba San Agustín: "Deus cui hoc est natura quod fecerit: Dios es como la naturaleza que ha hecho".
Prohibido ayudar a morir a la raza humana
Cuando uno piensa y escribe contracorriente ya se siente miedo. Pero cuando te manifiestas contra "el sunami" de una embarrada tradición absolutizada y de una autoridad usurpada a Dios, entonces mi cobardía me hace callar ante las seguras pedradas del desprecio y el destierro.
No he tenido valor para enfrentarme antes al "problema de la muerte humana" que con tanta dureza, ausencia de racionalidad y falta de misericordia se viene tratando. Hoy no he podido reprimir el desgarro de mi corazón ante tanta "muerte horrible" y me he atrevido a escribir.
Es un sibilino "insulto" al mismísimo Dios. Si no ha quitado ya la enfermedad o no ha curado a todos los enfermos, pudiendo hacerlo, es que es un "dios canalla". (Esta es la verdad lógica que ni vemos, ni nos predican. Preferimos adherirnos a lo absurdo sin pensar, con sometimiento a "otros").
5. El santo temor
Me envías además un texto papal [1] que ratifica mi afirmación: "el infierno no es castigo sino auto exclusión". Pero... el texto sigue considerando que esa actitud del hombre lleva consigo "el rechazo definitivo de Dios".
"Por los frutos los conoceréis". No lo olvides. Poco que comentar a la parábola de la higuera que ocupa sitio y no da fruto. ¡E...