Imposible comprender la Redención si no partimos de que el
Redentor fue un reformador que se rebeló -verdadera
oveja negra- contra la ausencia de misericordia y la corrupción de los
religiosos de antaño, único poder civil de entonces.
Esa fue la "causa
real" de su muerte cruel. Solo nuestra pequeñez,
la tradición judía de la expiación y las disparatadas interpretaciones literales
pudieron imputar a Dios semejante crimen. Ahora, liberados de las "dictaduras jerárquicas y sometimientos
irracionales", podemos verlo claramente. Y debemos pregonarlo al
Pueblo creyente, arrepintiéndonos de los aberrantes disparates del pasado.