Busquen y
enseñen el verdadero Rostro señores Obispos
Oí a un Obispo muy importante esta frase: "Afirmar
que Dios existe no es una amenaza para nadie". Pues
depende monseñor. Si hablamos del Abba, revelado por el Señor, su frase es perfecta.
¿Pero qué nos enseña nuestra
Iglesia desde pequeñitos? Acompáñeme,
por favor, en brevísimo repaso de la llamada "historia de la salvación". La que llevamos los católicos
en nuestro consciente o subconsciente, la que se sigue enseñando a niños y adultos,
la que constituye la urdimbre de la Liturgia.
1. El Creador nos llama a la vida por amor y sitúa a la
primera pareja humana en un paraíso donde -dicen- disfrutaron de dones
preternaturales e inmortalidad. Yo no creo en tales dones, pero es bonito
imaginarlo.
¿Y qué ocurrió? Pues que ese paraíso tan celestial
apenas tuvo uso. Al poco tiempo nuestros primeros padres cometen un pecado, un
solo pecado, casi podemos decir un pecadillo, y son desterrados.
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2. El "dios del destierro y el castigo". Poco duró la bondad y el amor del Creador. Sin
haber tenido aún descendencia, nuestros padres son fulminantemente condenados
al destierro, al dolor y a la muerte.
Con el agravante de que ese destierro y castigo no
solo fue para ellos, sino para todos, absolutamente para todos sus
descendientes. ¿Y qué culpa tengo yo de lo que hicieron mis primeros ancestros
hace miles de años?
3. El "dios aniquilador". Más tarde, no contento con lo anterior, aquel buen
Creador del principio se convierte en un "agua
fiestas" -nunca mejor dicho- y aniquila por ahogamiento a toda la
humanidad, menos a Noé y su familia. Le aseguro que nunca me han explicado bien
por qué.
4. El "dios tentador e infanticida" aparece más tarde y manda matar al hijo único para "probar" la fidelidad del
padre, Abraham, que era -al parecer- una buena persona que adoraba al Dios
único. Pero, precisamente por eso, le empuja al extremo para "probar" su ya habitual
fidelidad y obediencia.
Le aseguro que, a los cristianos de hoy, ese "dios" nos parece aborrecible
y "su voluntad" caprichosa no
nos inspira más que temor. Cuando rezamos por obligación, con temor y
pavor, eso de "hágase tu
voluntad", interiormente abrimos el paraguas y nos escaqueamos... por
si acaso. Muchos abandonan toda religión y se olvidan de ese "dios tentador" para
sobrevivir en paz.
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5. El "dios vengador", que libera a los buenos descendientes de Abraham de la esclavitud
egipcia. Pero se venga de los egipcios de una forma espantosa con siete plagas,
degüella a los primogénitos y termina ahogando (esto de ahogar ya nos suena) a
su ejército en el Mar Rojo.
6. El "dios de la arena" es el mismo que liberó a los israelitas con "brazo
poderoso" de la esclavitud. Pero les hace tragar polvo por el
desierto durante 40 largos años como "castigo"
a sus desacatos.
Menos mal que hay una promesa de aposentarles en una "tierra que
mana leche y miel". Pero a nuestros niños y mayores del siglo
actual les vendrá rápidamente a la imaginación el arriero que hace andar al
burro poniéndole una zanahoria inalcanzable delante del hocico.
8. El "dios de la ira" y el "dios castigador", u otras
denominaciones parecidas, acompañará a los israelitas en toda su historia de
triunfos y derrotas. Es comprensible que se obsesionaran con el "perdón de los pecados" y la reparadora
"expiación" para evitar las
peligrosas e imprevisibles reacciones de ese "dios".
Aunque, bien es verdad, aparecerán destellos del Dios
de la bondad, de la ternura y del amor. En ocasiones o libros concretos de
forma fulgurante y con una fuerza que hoy no deberíamos desaprovechar.
9. El "dios cobrador". Para no alargarme, me salto más escenas del AT y me sitúo en el Nuevo donde, por fin, va a ser rescatada y salvada la humanidad. Naturalmente la obsesión judía por la "expiación" sigue presente en los judeocristianos.
Por eso interpretarán y nos trasmitirán que el Hijo
encarnado, con su crucifixión y muerte, paga al Padre "el precio de nuestros pecados". Vuelve a salir la
obsesión judía por los pecados.
Con esta sangrienta "expiación" salda todas las ofensas hechas a Dios por los
hombres de todos los tiempos, quedamos redimidos y salvados para siempre. ¡Pero
ojo! Seguiremos naciendo con el estigma del destierro de nuestros padres, eso
que llaman "pecado original",
que necesitará determinado rito y fórmula para ser perdonado.
¡Pobres niños -pensamos muchos- que nacen ya con esta
hipoteca! Y si no hay tal rito, los niños al limbo (últimamente dicen que ese
sitio ya no existe) y los adultos al infierno.
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Es decir, combinan lo que es imposible de combinar: el
"dios de los horrores" judío
con el "Dios de los amores" cristiano.
E insisten en hacernos creer que
el "dios cobrador", precisamente por amor a los hombres, hizo
pagar a su Hijo de forma cruel e inhumana el precio de nuestros pecados. A
cualquier rapaz o adulto de este siglo no le parecerá muy coherente tal
explicación. Pero como lo dicen los curas "sabios"
que mandan... Además, si no les crees -dicen amenazantes- te vas al infierno de
patitas.
Esta larga historia, insisto, es
la que todos los católicos hemos interiorizado durante años, la que nos siguen recordando muchas "lecturas oficiales" en la
santa Misa o en el Oficio Divino, la que explícita o implícitamente contiene el
Catecismo oficial, etc.
Yo le pregunto: ¿Sigue Ud. creyendo que "afirmar
que Dios existe no es una amenaza para nadie"?
A mí me parece peligrosísimo
creer en ese "dios de las mil
caras", a cual más aborrecible, que Uds. nos enseñaron y siguen
enseñando porque no han
sabido salir de lo viejo y pasarse al "vino nuevo" cristiano. Por eso
muchos, cada vez más, huyen con cierta coherencia de ese "dios" y se refugian en el agnosticismo, el ateísmo o la
indiferencia. Por eso nuestros jóvenes abandonan las iglesias y toda religión. Aunque
estoy seguro que en su más íntima interioridad intuyen que existe "Algo" o "Alguien" del que hay que huir. Y para protegerse
insisten en su negación.
Recuerde aquella campaña publicitaria de los ateos: "Probablemente
Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Le
aseguro que yo les comprendo perfectamente.
Me pregunto muchas veces si Uds., los dirigentes cristianos -católicos y no católicos- se han dado cuenta de que estamos en el siglo XXI y que hay pasajes bíblicos que hay que archivar porque son historietas para otros, para un pueblo bárbaro y primitivo, no para nosotros.
Me pregunto muchas veces si Uds., los dirigentes cristianos -católicos y no católicos- se han dado cuenta de que estamos en el siglo XXI y que hay pasajes bíblicos que hay que archivar porque son historietas para otros, para un pueblo bárbaro y primitivo, no para nosotros.
Para nosotros la actualizada "historia de la salvación" comienza en un establo de
Belén, donde un "Dios niño",
frágil y humilde, rompe radicalmente con los "dioses antiguos".
Evidentemente esos "dioses" son ídolos del pasado, que Uds. se empeñan en restregarnos por la cara,
provocando terror en unos y en otros la desbandada. Mientras se olvidan bastante
del Dios único y verdadero, que no puede ser más que Luz, como dice Juan al comienzo de su Evangelio, y que se nos va
haciendo visible a medida que maduran nuestros ojos.
Un Dios que no puede ser distinto a la Bondad infinita que nos busca, al Amor incondicional que nos lava las heridas,
que nos tiene perdonados desde la eternidad y nos abraza. Que "su voluntad" es que NO seamos
"hijos
pobres, hambrientos y doloridos de un Padre millonario".
Volver al Evangelio es la única
solución para encontrarle, a pesar de las heridas de nuestra "educación" pasada. Pero observamos un "inamovible esfuerzo" de Uds. por mirar atrás, mientras muchos
intentamos mirar hacia adelante por pura necesidad de supervivencia espiritual.
¿Qué paradoja, verdad?
Por eso nos refugiamos en el trato permanente con el Divino Maestro de cuyos labios nos llegan consuelos y luces indescriptibles.
En muchas ocasiones esas luces no coinciden con lo que
Uds. insisten en enseñar como "doctrina
segura" o lo que nos obligan a rezar o leer en la Liturgia oficial.
Es ciertísimo que "A Dios nadie le ha visto jamás" (Jn 1,18 y 1Jn 4,12) pero
su Luz nos llegó a través del Hijo y nos llega permanentemente desde el
interior, donde nace y prospera su reino.
A esa Luz, los que buscamos y
queremos ver, jamás la podremos tener miedo. Ni la podremos confundir con los "dioses" (imágenes primitivas)
del AT, por mucho que Uds. insistan en hacérnoslas tragar a la fuerza.
No existe un "dios intervencionista"
que hace y deshace a su gusto en este mundo con "milagros", "castigos"
o "pruebas". No existe un "dios antropoide", capaz
de todas las pasiones humanas al estilo de los "dioses del Olimpo". Las visiones e imágenes del AT son en
gran parte totalmente erróneas, propias de un pueblo primitivo y bárbaro.
Cuando Uds. nos las imponen en la enseñanza, la
catequesis o en las iglesias nos están engañando y desviando. Y de ello tendrán
que dar cuenta. "!Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que
les cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni entráis vosotros, ni
dejáis entrar a los que están entrando" (Mt
23,13).
Los seguidores de Jesús de
Nazaret estamos seguros que el "Dios
del Amor" es el único y verdadero Dios. Y que las primitivas escenas del "dios de los horrores" no se
pueden mezclar con el "vino nuevo"
del Evangelio.
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Mostrar HOY a nuestros niños un "dios monstruo", extraído del AT, aunque sea con simpáticos dibujos, es un grave escándalo que merece "rueda de molino".
Antes o después se darán cuenta
de la "monstruosidad" que
les enseñaron y que su ingenuidad infantil memorizó sin asustarse demasiado.
Entonces será tarde para apartarles de ese tétrico subconsciente, salvo los
pocos que se encontrarán "dentro"
y frente a frente con el Dios de Jesús.
Necesitamos más Evangelio, más doctrina verdaderamente cristiana y
menos cuentos del pasado con sus "magias",
"mitos" e "incoherentes"
imágenes de Dios. Este Pueblo de Dios, el de hoy y ahora, necesita un buen
bagaje de convicciones profundas, certezas y evidencias interiores, que le mantenga
firme en el Camino, la Verdad y la Vida. Lo demás es paja, muchas veces paja
inmunda.
"¡Gálatas estúpidos! ¿Quién os ha
embrujado?... ¿Recibisteis el Espíritu por haber observado la Ley o por haber
escuchado con fe? ¿Tan estúpidos sois?" (Gal 3,1).
P.D.: Muy recomendable la lectura del
libro "Matar a nuestros dioses", obra póstuma del religioso
José María Mardones (fallecido en 2006). Me lo pueden solicitar a mi correo-e
los que lo deseen.
R. Tagore: Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo, mas no así el de los discípulos que hablan en tu nombre.
Yo comprendo la voz de tus olas y el silencio de tus árboles. Comprendo la escritura
de tus estrellas con que nos explicas el cielo.
Comprendo la líquida redacción de tus ríos y el idioma soñador del humo en donde se
evaporan los sueños de los hombres.
Yo entiendo, Señor, tu mundo, que la luz nos describe cada día con su tenue voz.
Y beso en la luz la orilla de tu manto. El viento pasa enumerando tus flores y tus piedras. Y yo, de rodillas, te toco en la piedra y en la flor.
A veces pego mi oído al corazón de la noche para oír el eco de tu corazón. Tu lenguaje es muy sencillo, mas no así el de los discípulos que hablan en tu nombre.
Pero yo te comprendo, Señor.
Estos son mis Libros Digitales.
Puedes pedirlos a jairoagua@gmail.com
Lo recibirás en tu correo electrónico
gratuitamente.
La Biblia no es una crónica literal de hechos. Los sucesos siempre tienen un factor común: El mal llega al hombre cuando éste se aparta de Dios.
ResponderEliminar¿Como se veían y expresaban los sucesos hace tres mil años? El ejemplo es la Biblia, pero el devenir mostró la voluntad de Dios al encarnarse en Jesús que se declaró "manso" y "servidor". Es el Evangelio de Jesús y la tradición bíblica que al Evangelio se refiere, lo que la Iglesia enseña. Esto es lo que yo escucho y leo. Otra cosa puede ser manipulada de manera interesada.
Deseo recibir el libro "matar a nuestros dioses", gracias Isabel Carozzo Brown
ResponderEliminarLa Biblia, en el libro Sabiduría 1,13-15; 2,23-25:
ResponderEliminar"Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Abismo sobre la Tierra, porqué la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella."
Leer o utilizar la Biblia con una determinada intención humana es, en mi opinión, leer en un idioma extranjero que no entiendo.
Acertada reflexión Jairo.
ResponderEliminarMe gustaría mucho que analizaras también, ya dejado atrás el Antiguo Testamento, cuyas incoherencias se justifican fácilmente pensando en un pueblo ignorante y supersticioso, pero que tiene la virtud (y eso es lo que importa del AT) de ver a Dios en todo lo que les ocurre (sea bueno o malo).
Me gustaría repito que analizaras la cantidad de estupideces que en nombre de la Sacrosanta Tradición, pretenden que creamos hoy en día.
Majaderías como que la mujer no puede acceder al sacerdocio, que la virginidad es algo útil y bueno, que para poder comulgar hay que estar en ayunas y libre de pecado, o todas esas reglas y normas que desde Trento regulan la vida del católico.
Hace tiempo que dejé de pensar en mi mismo como un católico ortodoxo. Me gusta pensar que me convertí en un católico libre (con el riesgo de crear una religión a mi gusto y placer, cosa que trato de evitar constantemente con escaso éxito a veces) y me gustaría que los católicos fuéramos todos libres pues así nos creó Dios.
También es cierto que hay quien usa su libertas para crear ataduras que le encorsetan pero le dan seguridad.
Es tan complicado ser persona....