viernes, 20 de marzo de 2020

Cordero de Dios (2ª Parte)

¡Tú tienes piedad de nosotros!



Continuó el coloquio después de la charla sobre Redención. Yo estaba feliz porque me llena de gozo "dar razón de mi esperanza" (1Pe 3,15) y "hablar de corazón a corazón" con quienes buscan al Señor sinceramente, sin fanatismos ni dependencias.

Jairo: Allá veo otra mano alzada. Creo que todavía nos queda un ratito. ¡Dadle el micrófono, por favor! 

Alexia: Me llamo Alexia, estoy terminando Medicina y leo tus meditaciones asiduamente. Tengo mucho interés en actualizar y profundizar mi fe católica. Tanto tus Libros como tu Blog, me han abierto horizontes nuevos y me han ayudado a vivir con más autenticidad mi religión. A veces con algún sobresalto y duda, que me han exigido seguir meditando... Algo que sigo haciendo.

Estoy muy contenta de haberte escuchado en vivo y en directo. Me ha sorprendido, sobre todo, el sentimiento que pones en tus palabras. Da la impresión de que estás muy seguro de lo que dices, que lo has meditado mucho y lo vives profundamente.

Jairo: ¡Gracias Alexia! En realidad soy un pobre pecador que intenta ser fiel al susurro del Espíritu. Y que conste que no presumo de pecador por la falsa humildad de antaño. Para mí "pecador" significa "limitado", frágil, capaz de errar, de caer, de no ver... Eso me ayuda a ser consciente de mi pequeñez e intentar dar "lo que hoy soy, todo lo que soy y nada más que lo que soy". Eso me parece que es la humildad verdadera.

Pregunta con toda confianza Alexia. Es maravilloso poder hablaros "a corazón abierto" desde la lucidez que hoy tengo. Que cada cual se quede con lo que le haga bien.

Alexia: Me ha gustado lo que has respondido a Andrés. Pero queda otra cuestión, para mí muy importante. A veces criticas la "oración de petición" y tanto el "Agnus Dei", como el "Kirie" insisten claramente: "Ten piedad de nosotros". Tú repites que "Dios es un Torrente" que se está derramando sobre nosotros y es absurdo pedirle lo que ya estamos recibiendo. Que lo racional, coherente y efectivo es "abrirse", "administrar sus dones" y "agradecerlos".

Jairo: Mis críticas a la "oración de petición" no hacen más que seguir lo que dice el Evangelio que afirma: "pedid y recibiréis" (Jn 16,24), según fórmula de aquella cultura, que yo traduzco a la lucidez de hoy: "abríos y recibiréis". Pero el mismo Jesús pone el contrapunto: "cuando recéis no seáis como los paganos... no os convirtáis en charlatanes..." (Mt 6,5).

Además la Escritura es contradictoria y se parece a un puzle. No basta con coger una pieza y leer el mensaje. Hay que combinar las piezas adecuadamente para poder ver el mensaje completo. Los "escritores sagrados" eran hombres limitados, condicionados por su personalidad, su ambiente y su cultura.

Hay que advertir con rotundidad y sin beaterías de los peligros de una "lectura literal" y llegar a una "lectura comparada" de todo el puzle o la parte de él que completa un tema.

El autor de la Escritura NO es el Espíritu Santo, como se afirmó durante mucho tiempo. Los autores fueron muchos y variados, humanos influidos por su ambiente y sus vivencias, que intentaron plasmar sus "inspiraciones profundas" y "sus historias" con buena voluntad. No podemos convertir la Escritura en un "ídolo" e identificarla con Dios. Lo que importa es la LUZ que pueda contener para nosotros hoy, no la materialidad de sus palabras e historias.

Hay otro elemento -para mí esencial- que hay que aplicar a la interpretación de la Palabra: "Un corazón limpio, libre, sincero y buscador". Porque ya nacemos con la Palabra inscrita en el corazón (no lo digo yo, lo dice la misma Escritura) y porque en nuestro ADN humano está presente la voz de Dios.

Hay un gozo inmenso cuando lees la Escritura y compruebas la coincidencia con tu interior, aunque anteriormente nunca hubieses notado tal coincidencia. También hay un rechazo instintivo de lo que no es hoy coincidente con la voz del corazón (Dios). De ahí que haya muchos textos (en especial del AT) que nos chirrían y nos duelen. No son para nosotros, fueron para otras personas y otros tiempos.

¡Perdonadme! Era solo una pincelada sobre la Escritura a la que hemos "sacralizado" tanto que hemos olvidado que es "palabra humana, limitada y en muchos casos anticuada". "No adores la farola, utiliza su luz para caminar".

¿Quieres volver a tu pregunta Alexia?

Alexia: Si la "piedad de Dios" la tenemos garantizada, ¿por qué, entonces, tenemos que repetir tantas veces: "Ten piedad de nosotros"?


Jairo: Sí, la tenemos garantizada ciertamente. ¿Pero te has dado cuenta que los humanos somos como equilibristas? Caminamos sobre el alambre del tiempo y necesitamos sentirnos seguros durante toda la travesía.

Somos nosotros los que necesitamos sentir que la "piedad de Dios" nos rodea, nos abraza, nos sujeta. Él no nos va a fallar, somos nosotros los que dudamos y tenemos miedo, a veces auténtico terror.

Por eso repetimos y repetimos, para superar nuestra inseguridad, nuestra limitación, nuestra inconsciencia. Hay que darse cuenta de que somos "temporales" y "frágiles", por fuera y por dentro. Muchos lo olvidan o no ven el fino alambre sobre el que caminan.

Cuando yo recito o canto "ten piedad" u otras plegarias tradicionales, en realidad no espero nada. Sé que Dios ya me lo está dando todo. Mi actitud es la de quien se sumerge en la piedad, la misericordia y el perdón de Dios. Mientras repito y repito, mi interior se abre y se goza de abrazarse a ese Padre-Madre que me ama apasionadamente y fortalece mi fragilidad.

Alexia: Sí, pero tú eres un orante avanzado. Pero yo, que estoy empezando, me concentro en las palabras y no siempre me parecen coherentes.

Jairo: Y tienes razón. Más coherente sería afirmar lo que tú corazón ya intuye: ¡Señor Tú tienes piedad! Yo lo vengo haciendo desde hace tiempo. Es la verdad y lo que mi fe me dicta. La versión pedigüeña "ten piedad" me parece incoherente, como a ti. Pero hay mucha gente que no puede abandonar las "rutinas". Y, sobre todo, no saben salir de las "imposiciones".

Hay que comprender a esas personas porque muchísimas veces la "oración de petición" es puro llanto, mero desahogo para sentirse seguro, para recordar que tengo quien me apoya. Aún sabiendo que lo que necesito no aparecerá sobre el altar. ¡Pero cuánto bien hace sentirse abrazado!

Ahí entra también la "oración de petición por otros". Sabemos que esa oración no va a mover a Dios, que ya está asistiendo a esa persona con mucho más amor que nosotros. Pero expresa nuestra "buena voluntad" de apoyar al otro. Muchas veces, por desgracia, se dice "rezo por ti" como mera fórmula de cortesía para quedar bien. Yo suelo responder: "No reces por mí, reza conmigo". Lo que me obliga a explicarme.

Hace ya mucho tiempo que no puedo "pedir por". Sé que es inútil, que nada conseguiré porque mi brazo es más corto que el de nuestro Padre, volcado ya por esa persona. Lo que hago es expresar mi amor a esa persona o asociarme al amor del Padre. Por ejemplo: "Señor, están operando a mi madre. Siento preocupación y angustia. Me uno a tu cuidado Señor, uno mi amor a tu amor por ella. Todo será para bien. La dejo en tus brazos".

No nos lo han enseñado porque estamos en una etapa religiosa "egoísta" e "idolátrica", acudimos a la "imagen falsa" que nos hemos fabricado (ídolo) y olvidamos al verdadero Dios que se derrama permanentemente sin que le digas nada (lo mismo que late tu corazón o la semilla germina).

¿Ayuda todo esto a tu inquietud, Alexia?

Alexia: ¡Ya lo creo! Me estás ayudando mucho. Sobre todo para entender y vivir esas "oraciones tradicionales". Pero sigo sin ver la coherencia de otras, como las preces litúrgicas, en las que nos hacen responder "te rogamos, óyenos" o "escucha y ten piedad". ¿Es que el Dios de los católicos es sordo?

Jairo: Estoy totalmente de acuerdo contigo. Esas no son oraciones tradicionales, son desafortunadas expresiones fabricadas después de la reforma del Vaticano II. Estoy convencido que algún día se cambiarán.

Lo que hacemos es pasarle al Señor una lista de necesidades como si Él las ignorase: "Para que..." Nosotros no nos implicamos. ¡Que se mueva Él! Y encima le decimos que es sordo y que abra el oído. Ese tipo de oraciones nos empujan hacia el "dios perchero", el "dios dormido" o el "dios sordo" (otra vez los ídolos).

La respuesta que yo empleo para no quedarme callado es: "¡Lo deseamos, Señor!". Somos nosotros los que debemos activar nuestras "aspiraciones" e intentar resolver esas "necesidades" desde nuestras pocas o muchas posibilidades. No se trata de pasarle la pelota a Dios, lavarse las manos y tranquilizar la conciencia como Pilato.

Alexia: ¡Puf, Jairo, qué consuelo! Nunca entendí cómo es posible meter debajo de la alfombra de la iglesia todas las necesidades propias o ajenas y marcharnos a casa pensando que ya lo hemos hecho todo.

Creo que ese tipo de oraciones oficiales nos dan muy escasa motivación para el compromiso real. Pero me has ayudado a ver que NO toda "oración de petición" es criticable y se puede sacar mucho jugo a las oraciones de siempre.



Jairo: Así es. Lo que es criticable es pensar o actuar como si la iglesia fuera "un mercado" donde llegas, pides, pagas y te vas. O peor aún, cuelgas allí tus responsabilidades y te vas a dormir tranquilo porque ya se ocupará Él. Esa "religiosidad pasiva" sirve para muy poco.
No podemos caer en la actitud del agricultor necio: "Señor, Señor, dame pan". Y recibió la respuesta: "¿Sembraste el trigo que te di el verano pasado?".

Lo que hace crecer "lo mejor de nosotros mismos" (el grano de mostaza, el tesoro escondido, el reino...) es tomar conciencia de nuestras "aspiraciones", expresarlas, vivirlas y, en la medida de lo posible, hacerlas realidad. Esa es la "religiosidad activa" de la que está muy escasa nuestra liturgia. Seguimos imaginando un "dios intervencionista" (ídolo) que debe solucionarnos los problemas a fuerza de "presionarle" con oraciones. Nada más irreal y falso.

Y, por si eso fuera poco, nos hemos montado una "santería" para mejor empujar esa intervención divina con la "intercesión" de sus cortesanos. ¡Qué lejos estamos del Abba de Jesús! ¡Qué poco coherente esa "piedad popular y oficial" en la que nos hemos hundido! Estamos a años luz de la verdadera religión del pozo de la samaritana: "El agua viva y adorar a Dios en espíritu y verdad" (Jn 4,10 y 23).

Me he extendido demasiado sobre un tema que hoy no tocaba. Pero si os ha sido útil lo doy por bueno. ¿A ti te ha servido Alexia?

Alexia: ¡Sí, gracias Jairo! Me voy muy contenta esta noche. Empiezo a vislumbrar el Dios amante de que tú hablas y mi corazón intuye. Me has dado un buen empujón para mejorar mi oración, la comunitaria y la privada. La fuerza que transmites con tus palabras, con tus gestos, con tu cercanía y tu sencillez, me han emocionado y han fortalecido mi fe. Me alegro muchísimo de haber venido a conocerte y oírte.

Jairo: Soy yo quien te da las gracias, querida Alexia. No puedes imaginar el gozo que me produce descubrir "tierra buena", como tú, que ansía buena semilla para fructificar.


En general NO nos han enseñado a orar. Es más nos confunden, empezando por las oraciones oficiales. Estamos inmersos todavía en una "religión primitiva e idólatra" (no os escandalicéis como los fariseos, por favor). Hay que aprender a navegar "contra corriente", como Jesús hizo y enseñó: "Oísteis que fue dicho, pero yo os digo" (Mt 5,38 y más). "Yo os digo que si vuestra justicia no supera la de los maestros de la ley y la de los fariseos no entrareis en el reino de Dios" (Mt 5,20).

Cuando hagas oración no esperes que aparezca un ángel dejando "tu pedido" sobre el altar o en tus zapatos, como papá Noel. Eso es puro mito y nada tiene que ver con la "confianza", la "fe" o la "esperanza" que nos venden muchos curas.

La "administración" de tu vida te la han confiado a ti y tendrás que utilizar tu inteligencia, tu voluntad y tu libertad para acertar. Nada podrá hacer Dios para ayudarte materialmente. Relee la "parábola de los talentos", en especial donde dice "que se ausentó"

Cuando te sumerjas en oración palparás tu poquedad, tu limitación, tu fragilidad, tus errores, tus cegueras, tus miedos y también tus dones, lo que te han regalado. Es decir, quién eres. La oración te hará zambullirte en la Misericordia que te sondea, te conoce, te rodea y te abraza por delante y por detrás... Es decir, en quién y cómo es Él, el Dios de tus búsquedas.

No vendrá a conducir tu moto. Pero la fuerza de sentirte rodeada, sostenida, iluminada y amada te dará mucho más de lo que podrías esperar. Acertarás a "administrar" tus talentos y multiplicarlos.

De esta sencilla manera, sin pedir milagros, te sentirás más segura, más fuerte, más acompañada y más iluminada. ¡Es un gozo hacer oración de esta manera! No existen los milagros. El milagro eres tú, el milagro es cómo has sido "fabricada" y cómo eres "sostenida"…

Y como vivimos sobre un hilo, el "hilo del tiempo", hay que repetir y repetir la experiencia de la oración. Lo mismo que repetimos la limpieza, la comida, las medicinas, las relaciones, las diversiones, etc. Repetir es imprescindible para nuestra humana naturaleza, limitada, temporal e inconstante.

¡Gracias a todos por haber venido! Me quedaría con vosotros muchas horas más. Pero los organizadores me dicen que hemos agotado el tiempo programado. ¿Veis? Nuestra famosa y limitadora circunstancia: el tiempo.

¡Qué gozo pensar que en la eternidad no tendremos esta limitación!

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7 comentarios:

Joaquín dijo...

Yo soy una persona humilde que no tiene muchos conocimientos ni estudios. No rezaré por ti amigo Jairo, ya se que Dios te quiere con locura y que no desea ningún mal par ti. Ya se que somos fruto del Amor, y que hacia El vamos. Pero es que yo me acuerdo de Jesús, porque lo quiero y tengo anhelo de hablar con El. Me acuerdo de María porque la quiero y tengo necesidad de hablar con Ella, y me acuerdo de ti porque te quiero y como no podemos vernos le digo a Jesús y a Maria que me acuerdo de ti. Un fuerte abrazo seguiré acordándome aunque no rece por ti. Y gracias por darnos de tu espíritu.

Antonio Manuel dijo...

En un mismo Evangelio, vale Mt 6,5 y NO vale Jn 16,24. Las dos reseñas están validadas por las comunidades cristianas, donde hay miles de personas con experiencias tan místicas como las supuestas (digo supuestas por que solo el autor del artículo dice que son suyas) de Jairo.
El conocimiento de Jesús, en el que se encarnó Dios, nos viene por el Evangelio que llega a nosotros a través de siglos y de estudios, debates, reformas y contra-reformas, filosofías, teologías, etc. etc. y está aquí tal como se pronunció por el mismo Jesús. Como Jesús es Dios, no puede permitir que nos engañen a través de su Evangelio.

regue dijo...

Gracias Jairo por la meditación. ¡Cuanto nos queda por mejorar en nuestra madre Iglesia! Aprender a orar como quiere Js para luego poder ayudar a los demás, pero ahí estamos en camino, al menos yo.
Me gusta lo que dice Joaquín y le digo, sigue así porque estás en el buen camino, tener presente en la oración a quienes queremos es orar con ellos (como dice Jairo) y no "pedir por ellos". El Padre sin duda se alegra de que sus hijos se quieran y se acuerden unos de otros. Y para mi es un gozo compartir con personas abiertas y que buscan progresar en la experiencia de ese Dios enamorado que nos sostiene en sus palmas. UN abrazo para los dos

Joaquín dijo...

Un abrazo para ti Regue. Fuerte.

vallas74 dijo...

Es bueno disfrutar el encontrar a Dios en lo más profundo de nosotros... en nuestro ADN... y buscar allí la orientación para enfrentar cada problema, cada dificultad... El sintonizar con el Plan, es para mí la oración...
Como decía una vieja oración poscomunión "Señor haznos desear lo que es recto para que así consigamos lo que con Fe te pedimos..."
El primer movimiento es la apertura al Plan...

Antonio Manuel dijo...

Nadie va al Padre sino por mi... Palabras de Jesús.
Toda la "oración" que se plantea en el artículo, es en línea directa con Dios. En cambio, la oración que Jesús nos enseñó, se inicia con la filiación del Padre, y continua con peticiones que son expresión de nuestra esperanza como hijos suyos. ¿Qué hijo no pide a su Padre?.
Así también se plantea en este artículo:
"Señor, están operando a mi madre. Siento preocupación y angustia. Me uno a tu cuidado Señor, uno mi amor a tu amor por ella. Todo será para bien. La dejo en tus brazos".
Claramente se está expresando un deseo de que recobre la salud y se pone la esperanza en la misericordia de Dios. Expresar un deseo es una forma de pedir ayuda para poder sobrellevar mi angustia y abrazar la esperanza de que Dios estará a su lado.

Antonio Manuel dijo...

En este momento de agonía por la "invasión" del coronavirus COVID-19, es nuestra confianza, y esperanza en que Dios nos ayudará a asumirlo y a superarlo, así como nosotros hemos de ayudar también en favor de todos.

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