lunes, 16 de octubre de 2023

¿Rezar por los difuntos?

 Otra aberración piadosa de la tradición

 

Es disparatado pedir a la Misericordia infinita que tenga misericordia. Tenemos la osadía de dirigirnos a Dios
para decirle cómo debe actuar.

El "siempre se hizo así" nos lleva a una "piedad mecánica", nada religiosa, incluso ofensiva, si es que se pudiera ofender a Dios.

Toda incoherencia (negación de la inteligencia) es un atentado contra el Creador que te hizo "a su imagen y semejanza" con inteligencia, voluntad y libertad. Y ése es el auténtico "pecado contra el Espíritu Santo", negación de tu "esencia divina". ¿Rezas para que el sol te ilumine o para que la lluvia te moje? ¿Cómo eres tan tonto de pedir que se empape quien ya se sumergió en el Amor infinito?

¿Entonces no podemos hacer nada por los difuntos? ¿Ellos no nos pueden ayudar? Ni lo uno ni lo otro. ¿Qué parche puedes añadir al Todo? He ahí otro tema erróneo e interesado de las doctrinas que nos imponen los "guías ciegos" (Mt 23,16).

Jesús vino a liberarnos de la "opresión religiosa" y a darnos LUZ. Por eso los religiosos lo mataron, porque hacía peligrar su dominación, divina según ellos.

Hoy día la historia se repite, hasta tal punto que la "doctrina oficial" nos sigue atando, por ejemplo, al "Error de la Redención". Niegan que la auténtica causa de la muerte de Jesús fuese la "liberación de la opresión religiosa". Y se inventan (por boca y cultura de los judeocristianos) que fue la "voluntad del Padre", que necesitó a su Hijo, como víctima, para poder "perdonar los pecados". ¡Disparate supino!

Si se disparata en tema tan grave, cómo creerse los "cuentos sobre los muertos" Los Jerarcas se han apropiado de la Viña y del concepto de Iglesia. Nos han sembrado de minas el camino y nos imponen incoherentes "ruedas de molino". Estamos igual o peor que "in illo témpore".

Por eso hay que volver (con toda nuestra limitación, ignorancia y fragilidad) a Jesús de Nazaret, sumergirse en su doctrina, no tener miedo a la LIBERTAD maravillosa de su mensaje y aprender de su LUZ con de la coherencia que mana en nuestra esencia humana. Mantenerse atados al error no es una opción cristiana, lo predique quien lo predique.

La muerte, para los cristianos, es una liberación, una meta, una pascua: el paso a la tierra prometida. NO un motivo de tristeza y, menos aún, de penitencia reparadora. ¿Acaso nuestro Dios se alimenta de ayunos, dolor y latigazos?

Claro que hay tristeza y llanto por la separación de los que amas. Son las lágrimas de la sensibilidad que no quiere separarse de quien era luz y vida. A veces esa separación es traumática o inesperada y el dolor sensible nos clava sus garras. Pero todo eso debería estar arropado y consolado por la segura confianza en la Misericordia del Padre que abre la puerta de la eternidad, abraza y llena de vida a quien nosotros creímos muerto.

Los que mueren, mueren para vivir. Estamos ciertos de que pasaron definitivamente a la orilla de la Vida, aunque ignoremos todo lo que pasa tras los barrotes de nuestra "jaula del tiempo y el espacio".

Los signos deberían ser de alegría por el desembarco en los brazos del Padre. En los símbolos litúrgicos debería dominar el blanco y no el morado penitencial que ya no tiene sentido.

¿Os imagináis el bálsamo en los corazones heridos cuando oyéramos cantar o tocar en la iglesia el "Aleluya de Händel", por ejemplo?

Ya, ya sé. Os estaréis preguntando por "los pecados". ¿Cómo purgarán por sus pecados? ¡Pobrecitos, qué "purgatorio" más largo les espera…!

¿Y quién te metió en la cabeza la existencia de un "purgatorio temporal"? ¿No hemos quedado que ya saltaron la barrera del tiempo? ¿Cómo puedes creer en la indulgencia de x años aplicada a tu difunto o en la Virgencita que lo saca del fuego agarrado a un escapulario? ¡Cuánto daño han hecho a la piedad verdadera los cuentos infantiles!

¿Y no habrán "purgado" con creces en este mundo todos sus errores? ¿No habrán pagado por la universal y cierta "ley de la causalidad" todos los efectos de sus erradas decisiones? ¿Cómo puedes tú saber y juzgar los esfuerzos por sobrevivir de éste o aquél?

¿Pero, sobre todo, en qué Dios crees? ¿No sabes que el Dios de los Cristianos lo tiene "todo perdonado desde la eternidad"? ¿O crees todavía en el "dios terrorífico" que mata a su hijo para poder perdonar? ¡Qué incoherente sería quien predica el "perdonar siempre" pero después no lo practica!


Lo primero que podemos hacer por nosotros y por nuestros difuntos es ACEPTAR su descanso en la paz. Ya entraron en la, para nosotros, inimaginable eternidad. No puedes hacer nada más por ellos, como no puedes operarte de apendicitis por el que entró en el quirófano o como no puedes examinarte por tus hijos.

El único y universal remedio, lo que realmente puedes hacer "aquí y ahora" es: "Vencer el mal con abundancia de bien" (Rom 12,21) con el ejemplo y lecciones de los que partieron. Te detallo las tres únicas actitudes que puedes adoptar ante tus difuntos:

1. RECTIFICAR los malos funcionamientos que heredaste, muy sutiles a veces, porque suelen ser subconscientes y no nos han enseñado a concientizarlos. El "ambiente humano", en especial el familiar, tiene una influencia inmensa en nuestra propia historia.

2. PERDONAR las posibles heridas que te causaron, hasta que no quede ni rastro de resentimiento. No porque necesiten tu perdón, sino porque ese perdón es la medicina que necesitan tus heridas. Y recuerda: Perdonar NO es apretar los dientes (voluntarismo) y olvidar el dolor de tus heridas. Perdonar es comprender y no condenar. Comprendiendo tu propia fragilidad (conociéndote a ti mismo) entrarás en la comprensión de la limitación de los que te hirieron. Esto es válido también para tus enemigos vivos.

3. IMITAR el buen ejemplo que te dejaron. Es la mejor forma de amar y honrar su memoria. Tiene sentido nombrarles en la Misa para sentirnos viviendo "CON ellos", pero NO pidiendo "POR ellos".

"Amar es admirar y admirar nos lleva a imitar lo que admiramos". Si admiramos (amamos), es que esa persona nos atrae. Si nos atrae, es porque ya tenemos en nosotros algo de eso que admiramos. La "presencia interior" de tus difuntos (más que su recuerdo cerebral, los ritos o los rezos) estimulará eso que llevas dentro y quiere crecer en ti.

Esa sería la finalidad de honrar a los muertos, que no pierdas la simiente que sembraron en ti con amor. ¿Qué admiraste, qué sigues amando en tus difuntos? Si no hay amor, solo queda sensiblería o rutina social. Para nada te servirán el funeral, los rezos, los lutos o las velas.

Si lo que te queda es amor, es un disparate hacer cambalaches con el Cura o con Dios. Tus difuntos no necesitan rezos ni estipendios. Ya desembarcaron en las manos del Padre. Dedica tus dineros a los pobres vivos o a las necesidades de la Iglesia caminante. Los que ya pasaron no lo necesitan. Si "rezar por" es un disparate, deduce la estupidez de encargar a otros que "recen" y que tú les pagues.

Lo que ellos desean -con toda seguridad- es que aproveches bien su buen ejemplo y no te arrastren sus errores, que sigas tu camino y despliegues tus dones. ¡Eso es lo urgente, realista y espiritualmente eficaz! Lo otro, los negocios espirituales y el "dios negociador", son pura idolatría.


Observación final importantísima:

"La muerte no la manda Dios, ni tiene nada que ver con los accidentes trágicos".

La muerte es la "consecuencia de nuestra finitud" que nos conduce inexorablemente a un final corporal.

TODO en nuestras vidas son "causas y efectos (consecuencias)" porque estamos sometidos a la universal "ley de la causalidad" (a tal causa tal efecto, recoges lo que siembras).

Dios no actúa directamente, ni puede actuar, porque nos ha creado "autónomos y libres". Y no puede contradecirse (salvo en la calenturienta imaginación de los clérigos gobernantes). ¡Qué pena!

El CÓMO y CUÁNDO morirás tampoco depende de Dios, sino de las CAUSAS que nosotros (o nuestros antepasados) generamos o en las que nos vemos obligados a vivir (piensa, por ejemplo, en la esperanza de vida de un europeo frente a un africano).

El TIEMPO de vida dependerá del "orden y cuidado" (respeto de las "leyes naturales") con que hayamos vivido nuestra finitud, más el "orden o desorden de nuestros antepasados", que se trasmite "vía combinación genética". A lo que se suma el "ambiente humano" y el "ambiente material" en que hemos elegido vivir o nos han obligado a vivir. La CONSECUENCIA será una vida más corta o más larga, más sana o más frágil. Dios siempre respetará nuestras decisiones, e incluso los sometimientos que sufras. Por mucho que reces o ayunes, no moverá un dedo para alargar tu tiempo. ¡Incomprensible para mí que los de arriba no lo vean o nos engañen!

Las ENFERMEDADES tampoco tienen nada que ver con Dios. Son creación humana. El disparate de las "pruebas de Dios" o de que "purifica a sus elegidos" porque les quiere más, es una aberrante doctrina idolátrica. ¡Vaya ídolo odioso!

(Mientras escribo pienso: ¡Pero cuántas majaderías mentirosas nos han metido dentro!).

Los RIESGOS son otra causa, muy de moda, que conduce a la muerte o a la enfermedad ("el que ama el peligro en él fenece"). Cuando se juega con fuego, lo probable es que te quemes.

Hoy día jugarse la vida, desafiar la muerte o querer demostrar que eres mejor que otros haciendo el idiota, es una epidemia que causa mucho sufrimiento, no solo al "irracional imprudente", sino a todo su entorno.

La CAUSA general de la "muerte prematura" es el MAL. Bien el que nos hacemos a nosotros mismos (léase lo anterior) o el que nos hacen otras personas inhumanas.

Hemos sido creados con la capacidad de hacer el BIEN y ayudar a otros (herencia del Creador). Pero hay "animales humanos desequilibrados" (asesinos, terroristas, tiranos, etc.) que utilizan su libertad para cultivar su instinto depredador, en vez de su instinto original humano que mantienen enterrado.

Algunos preguntan: ¿Dónde está Dios para librarnos de tanta muerte cruel y prematura? Hay que seguir respondiendo: El mal es una "opción humana" (negar el bien) y nada puede hacer Dios por evitarlo.

Nos ha dado la "libre y autónoma administración del mundo" y no puede desdecirse. Nos ha construido "un paraíso" (del que no estamos expulsados), lleno de regalos para satisfacer todas nuestras necesidades. Nuestro campo de juego son las "leyes naturales", la bondad y fecundidad de nuestro Planeta. Ahí lo tenemos todo. Contravenir esas leyes que producen nuestro alimento y nuestro bienestar es autodestruirnos.

¿Y los fenómenos naturales destructivos? Pues forman parte de un mundo vivo y en evolución. La inteligencia del hombre ha sido capaz de aprender a domar caballos y conseguir avances maravillosos utilizando su inteligencia, voluntad y libertad (herencia de Dios).

¿Por qué no aplicarlo para domesticar el Planeta, conocerlo y habitarlo mejor? ¿Por qué se dedican neciamente infinitos recursos para intentar conquistar otros mundos, inventar artilugios de muerte, dominar a las gentes y condenar a tantos a hambre y muerte?

Todo es CONSECUENCIA de las "opciones humanas", NO de Dios  ("ley de la causalidad").

El escándalo, el verdadero escándalo, es que los "guías ciegos" se empeñen en machacar que todo depende de la "voluntad de Dios" y que todo se soluciona con la oración, es decir, con pedir y pedir su auxilio para moverle a compasión.

¿Cómo no nos percatamos que ese "ídolo indolente" no puede ser el Dios verdadero? Si Abraham levantase la cabeza...

Es un empecinamiento escandaloso en el ERROR, la incoherencia y la negación de la evidencia de la Historia del Mundo.

Una "religión irreal y contradictoria" no es religión sino "ideología fantástica y fanática", que ahuyenta a los buscadores que piensan y a todos los que tienen ojos para ver.

Por desgracia, queda mucho de esto en nuestro dominado Catolicismo. El Sínodo actual, con su deseo de fraternidad,  es una puerta abierta que todavía no sabemos qué frutos traerá.

¿Alguien que piense un poco querrá adherirse a ese "dios aberrante" (el ídolo interviniente) que no nos socorre ni libra del mal? Muchas personas, incluso creyentes, engendran ante la muerte de un ser querido un resentimiento contra Dios por esa falsa creencia que les han inculcado.

No nos han enseñado, ni se espera que nos enseñen, que TODO lo que ocurre en este mundo está CAUSADO por nosotros mismos y que Dios no interviene directamente, sino que nos ilumina y fortalece desde dentro para que tomemos las mejores decisiones. La LIBERTAD es el privilegio del ser humano y, a la vez, la causa de sus desgracias. Y es también la causa de que unos hombres injustos perjudiquen a hombres justos.

El gran consuelo que tenemos los humanos es que Dios NUNCA nos abandona y siempre rema a nuestro favor: el que no sembró puede sembrar de nuevo, el que se equivocó puede rectificar, el que decidió ser un animal puede convertirse en humano…

Desde dentro Dios siempre, siempre, viene en nuestra ayuda, pero las decisiones y las manos las tenemos que poner nosotros. "Estoy a la puerta y llamo..." (Ap 3,20). "¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!" (Is 49,15). "En la palma de mis manos te llevo tatuado" (Is 49,16). Pero respeto la libertad que te he dado. ¿No nos basta leer la "parábola del hijo pródigo"?

No puedo alargarme más. Os dejo esta luminosa cita, desde Auschwitz, para meditar:

Etty Hillesum (1914-1943). Joven holandesa de origen judío conocía y apreciaba el Evangelio.

Sus vivencias espirituales profundas quedaron recogidas en sus diarios. Fue deportada y murió en Auschwitz. A propósito del sufrimiento que le circundaba, oraba y escribía:

"Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche me ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los ojos ardientes en la oscuridad, y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios, te prometo una cosa: no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de hoy, aunque para eso se necesite cierta práctica…

Te ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos. Es lo único que tiene importancia en estos tiempos, Dios: salvar un fragmento de ti en nosotros.

Tal vez así podamos hacer algo por resucitarte en los corazones desolados de la gente. Sí, mi Señor, parece ser que tú tampoco puedes cambiar mucho las circunstancias; al fin y al cabo, pertenecen a esta vida…Y con cada latido del corazón tengo más claro que tú no nos puedes ayudar, sino que debemos ayudarte nosotros a ti y que tenemos que defender hasta el final el lugar que ocupas en nuestro interior…".

"El que tenga oídos para oír que oiga" (Mt 13,9) 

"Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!" (Mt 13,15).

 




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Si tú no resucitas, vana es la Resurrección de Jesús

  Las escandalosas incoherencias del "clericalismo católico" hunden la Iglesia   Este Domingo de Resurrección todo son felicita...