miércoles, 8 de mayo de 2019

Que te desee, te busque y te halle



He insistido -a tiempo y a destiempo- que en la oración más que "pedir" hay que "expresar".
¿Y qué hay que expresar?

Lo primero que sale de nuestra fragilidad humana son las NECESIDADES. Es positivo poner en las manos del Padre nuestras necesidades, quejas, tristezas, limitaciones, heridas, etc. Eso ayuda mucho…

Si sabemos que las respuestas están en nuestro interior y NO pensemos que Dios es un "perchero" y con "colgarle" nuestra palabrería ya hemos cumplido (bastante frecuente, por desgracia, incluso en la santa Misa).

Si estamos convencidos de que Dios NO es un "tragaperras" que te suelta el resultado en la bandeja de salida y habitualmente no da premio.

Si NO consideramos que la oración consiste en manejar con insistencia los "hilos" que mueven a la Gran Marioneta.



Para orar hay que partir del convencimiento (fe) de que Él ya nos lo tiene dado TODO. Y somos nosotros los que "administramos" nuestra vida con libertad e inteligencia aprovechando los dones preconcedidos. Ya lo decía San Agustín: "La oración no es para mover a Dios, sino para movernos a nosotros". ¡Cuán lejos estamos de esa certeza y cuánto se predica en contra, con olvido del verdadero Dios revelado por el Señor!

Lo que realmente alimenta y hace crecer es "expresar" y "vivir" nuestras ASPIRACIONES profundas, los íntimos deseos de nuestro corazón, esos movimientos interiores que sólo buscan desplegarse y salen del fondo como flecha ascendente sin esperar respuesta.

Son la manifestación del "dinamismo de crecimiento" que late en todos los seres vivos y que en el ser humano no es sólo material e instintivo, sino principalmente espiritual y profundo.

Quienes viven instalados en su parte material y superficial tienen adormecido ese dinamismo interior.

El punto emisor de esas "aspiraciones" es el SER, ese fondo positivo que constituye a la persona humana, el intangible lugar donde residen nuestros dones, capacidades o potencialidades, la "médula de mi alma" lo llama el santo que hoy os presento.

Ahí nacen las "aspiraciones profundas" porque toda capacidad, todo don, tiende a crecer y desplegarse. Y se perciben en la zona profunda de la SENSIBILIDAD, irradiando el cuerpo con sensaciones psicosomáticas.

Es el lugar sagrado donde "se toca" y "se saborea" a Dios porque precisamente Él es: "la Infinitud de las aspiraciones profundas del Hombre". No he encontrado definición más concreta, vital, real y experimentable que ésa. (Podéis verlo en el sencillo "esquema de la persona" que adjunto, según explica muy bien la Escuela de Formación Sicológica PRH).

Cuando nos relacionamos con Dios y le expresamos nuestras aspiraciones, nuestros deseos de ser más y mejor o de superar nuestras dificultades, estamos tocando el "dinamismo de crecimiento", estamos creciendo realmente y siguiendo la voluntad de Dios, que se manifiesta en el SER, en el fondo de cada persona.

Esas realidades interiores se concientizan con la inteligencia (don del Espíritu) cuando somos capaces de practicar el "análisis personal" bajando a lo más íntimo, muchas veces ligado a la oración personal o la meditación. Ya decía el obispo y mártir San Ireneo, "la gloria de Dios es la vida plena del hombre" que justamente nace dentro.


A esa oración auténtica la llamo "oración de impregnación" porque consiste en sumergirse en nuestro "fondo preciosísimo" -que diría Pedro Salinas- y bañarse conscientemente (con palabras o sin ellas) en nuestros dones y en las ansias más íntimas que brotan de ellos.

A veces esas ansias (aspiraciones) se concretan en palabras y parecen peticiones, pero en realidad son "expresión" de nuestras hondas aspiraciones.

Os traigo hoy el ejemplo de una antigua oración de San Buenaventura que yo paladeo todos los días después de la Comunión. Quizás parezca demasiado dulzona y sensible, un lenguaje anticuado. Pero está llena de "aspiraciones trascendentes y profundísimas" que alimentan a quien es capaz de vivirlas y no solo recitarlas.

No hace mucho me han enseñado que "Dios es azúcar". Bella metáfora que apunta a la alegría y el gozo que Él puede aportar a nuestras vidas, aunque no le veamos. El azúcar disuelto en nuestros alimentos "no se ve" pero nos endulza la vida y lo disfrutamos. Ya hablaban nuestros antepasados del "frui Deo" (disfrutar a Dios) con toda verdad y realismo. Pues bien, que podáis saborear esta azucarada oración de un gran santo y doctor de la Iglesia.

Oración de San Buenaventura:

"Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre sólo en amarte y en deseo de poseerte.

Que por Ti suspire y desfallezca por hallarse en los atrios de tu Casa. Anhele ser desligada del cuerpo para unirse contigo. Haz que mi alma tenga hambre de Ti, Pan de los ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite.

Oh Jesús, a quien desean mirar los ángeles, tenga siempre mi corazón hambre de Ti, aliméntese de Ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor. Tenga siempre sed de Ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de eterna luz, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios.

Que te desee, te busque y te halle. Que a Ti vaya y a Ti llegue. Que en Ti piense y de Ti hable. Y que todas mis acciones se encaminen a honra y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin.

Para que Tú sólo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza y mi riqueza; mi deleite, mi contento y mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad; mi paz, mi suavidad, mi perfume y mi dulzura, mi comida y mi alimento, mi refugio y mi auxilio, mi sabiduría y mi herencia, mi posesión y mi tesoro, en el cual estén siempre fija, firme e inconmoviblemente arraigados mi alma y mi corazón". Amén.
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13 comentarios:

José Manuel Sánchez Ribas dijo...

Jairo, amigo. Reclamabas lecturas y comentarios. Aquí va mi saludo y mi presencia. No dejes tus pensamientos, no dejes tus escritos, sigue aquí. Pero una idea: pon el enlace para poderse subscribir al blog y recibir las entradas en el correo directamente. Es más fácil y cómodo.
Por aquí seguiré. Y te espero en mi blog: http://almacigadeolvidos.blogspot.com/

José Manuel Sánchez Ribas dijo...

Un tema para tu reflexión. Iglesia somos todos los creyentes, con sus pastores. ¿Cómo puede ser pastor quien es ajeno y enemigo de parte de sus fieles? Me refiero al caso del nuevo obispo de Taragona, enfermo de nazionalismo, xenofobia, odio al otro. ¿Cómo la iglesia, el Papa, puede poner en tales manos la responsabilidad de dirigir un rebaño del que su pastor pretende expulsar a parte de sus ovejas? Para debatir.

Jairo del Agua dijo...

¡Gracias amigo! En cuanto al Obispo de Tarragona lo que he leído es que ha declarado que NO tiene una opción política concreta. Por tanto, para mí: ESPERAR y VER. "Por los frutos les conoceréis".

Antonio Manuel dijo...

San Buenaventura utiliza el subjuntivo (modo gramatical) en su oración. Expone ante Dios sus anhelos y aspiraciones. Busca ayuda para algo que desea alcanzar. El Padre Nuestro, también utiliza el mismo modo gramatical, y es la oración que Dios nos enseñó, y es la oración que engloba a todas las demás. Es muy interesante el libro del Papa Francisco sobre el Padre Nuestro.
Si alguien cree que puede ordenar a Dios (modo imperativo) o entender a Dios para "mis realidades concretas" (modo indicativo), es una persona que no cree en Jesús. La iniciativa solo está en Dios: "Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae...Juan 6, 41-51"

Antonio Manuel dijo...

En época de "fake news" (noticias falsas) ha de ser uno precavido en sus juicios. Dicho esto, si el sacerdote utilizó el templo para un posicionamiento político, a mi entender, se ha puesto en el lugar de los mercaderes del templo de tiempos de Jesús.
Es el Papa el que nombra los obispos, por este motivo, creo más al Papa que a las noticias de carácter político, y me sumo como Jairo, ESPERAR Y VER.

Jairo del Agua dijo...

¡Gracias Antonio Manuel! Me alegra verte de nuevo en este nuevo Blog.

Plutarco Bonilla A. dijo...

Las formas verbales del Padrenuestro, en el idioma del Nuevo Testamento, son imperativas. Pero en ese idioma, como en castellano, el imperativo tiene varias funciones. Una de ellas es la expresión de deseo. No siempre se trata de dar órdenes.

vallas74 dijo...

Me gustaba una antigua oración pos-Comunión...
"Señor, haznos desear lo que es recto para que así consigamos lo que con Fe te pedimos..."

Unknown dijo...

Muchas Gracias Jairo. Siempre es un plecer leerte. Un abrazo

Antonio Manuel dijo...

Acepto la aclaración de Bonilla, de hecho, a la expresión: "santificado sea tu nombre", el Papa Francisco añade "...en nosotros...", es nuestra conducta el "ejemplo" de santificación; no pedimos que Dios santifique su nombre.
Puede decirse que el imperativo tiene sus propias formas sólo en la segunda persona del plural y el singular (tú, vosotros) en el resto de las personas utilizamos el modo subjuntivo. P.e. Conminar a Dios, sería decir "haz tu voluntad...", en cambio decimos "hágase tu voluntad"...

Antonio Manuel dijo...

Un saludo cordial Jairo. Leer tus artículos y compartir los comentarios, abunda en mis reflexiones hacia lo más importante del ser humano. La diversidad de pensamiento y la crítica positiva y sosegada enriquece enormemente el debate humano.

regue dijo...

Acabo de suscribirme a ver como va la cosa. Tienes que revisar lo de los comentarios para que se pueda acceder directamente al final de cada artículo. Un abrazo

Isabel Carozzo Brown dijo...

Qué bello regalo, gracias!

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