De la "Gran
Marioneta" al Dios Enamorado
Me ha emocionado encontrar estas palabras póstumas -8 días antes de
morir- de mi admirado Chema Mardones[1]:
"Te lo iba a decir: me quedo impresionado
del Dios que tenemos. No me lo puedo creer. Al ir escribiendo y como teniéndolo
presente, me quedo admiradísimo, sorprendido, sin palabras, con un nudo en la
garganta y con ganas de abrazar, callando, callando, a este Dios".
Ha tocado la fibra más íntima
de mi alma porque desde hace años estoy metido en esta búsqueda del Rostro, del
verdadero Rostro. Y escribo sobre Él una y otra vez.