Instalarse y permanecer mirando atrás es un error
Sin embargo nuestra Iglesia cultiva ese error "in secula seculorum". Las doctrinas, las prácticas religiosas, la liturgia, incluso la moral, son inmóviles y muchas veces absurdas.
No hay que temer el salto a la libertad, al discernimiento y a la conciencia profunda, aún quebrantando la "prepotencia clerical" en que fuimos educados.