domingo, 28 de abril de 2019

¡Que me bese con besos de su boca!



Éste podría ser el título de una meditación larga, larguísima... Pero me ha emborrachado la impaciencia. Le estoy cogiendo gusto a esto de las confidencias cortas.


Beso 2 

Normalmente os cocino a fuego lento -lo mejor que sé- manjares bien elegidos. Pero hoy he empezado el día leyendo el Cantar de los Cantares y ¡puf!...

"¡Que me bese con besos de su boca!" (Cant 1,2). No puedo reprimir mis sensaciones más inmediatas e íntimas. Este "predicador de papel" que soy tiene la secreta pasión de buscar y publicar el luminoso rostro del Dios que va rastreando.




Es mi Amado como un gamo,
es mi Amado un cervatillo.
Mirad: se ha parado detrás de la tapia,
atisba por las ventanas,
mira por las celosías.
(Cant 2,9)

Ciervos 12 
Está ahí, en la sombreada fronda de la Escritura, encubierto por el follaje de otros "falsos rostros" que hay que dejar atrás. No hay más que buscar con el alma abierta y la conciencia alerta.

¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
a tu alcoba condúceme, Rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta
y alabar tus amores más que el vino!
¡Con razón de Ti se enamoran!
(Cant 1,4)


¿Es éste el Dios a quien oramos, el que reflejamos a los otros? Me temo que no. Porque si fuera sí, se enamorarían de Él de inmediato.

Pero hay otro peligro: ¿Los que lo han encontrado lo comparten? Frecuentemente nos avergonzamos y lo guardamos para nosotros en lo más secreto. Es ese "pudor espiritual" que nos vendieron como humildad.

Por eso me sale de dentro mi rebeldía y me lanzo a renovar mi promesa de transmitir una religión humanizadora, positiva, luminosa y alegre. ¿Qué otra religión existe? 

Cómo no alegrarse y saltar de gozo cuando descubres un Dios al que le puedes decir:


Buen Pastor1
  Ponme la mano izquierda bajo la cabeza 
  y abrázame con la derecha.
  (Cant 2,6)

  Y oír su respuesta:
  ¡Levántate, amada mía,
   hermosa mía, ven a Mí!
   (Cant 2,10)

    


¡Permisito! Oigo la voz del "pastor de azucenas" Azucena 3
que me busca y me llama…


Encontré al Amor de mi alma,
lo agarré y ya no lo soltaré.
(Cant 3,4)





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4 comentarios:

Unknown dijo...

No te desanimes Jairo,siguenos enamorando del Senos con sus propias palabras...me encanta tu blog...muchas gracias

Isabel dijo...

Levántate amada mía, hermosa mía y VEN. eso es lo que nos dice Dios, ese es el Dios que nos conmueve hasta lo profundo, por eso ese es el Dios auténtico, aquel que manifestó Jesús de Nazaret. Por eso, si me preguntan si creo en Dios, contesto. si, creo en el Dios de Jesús, en el dios del cantar de los cantares, en el dios de los profetas, " Me sedujiste, señor, y me dejé seducir", o " Te llevaré al desierto y te hablaré al corazón". Ese Dios que te inunda y en cuyos brazos puedes reposar.. Gracias por tu blog.

Unknown dijo...

Siento no tener un minuto para comentar tus escritos. Sabes que los leo, los medito y, con frecuencia los adopto. Que Dios te bendiga. Un abrazo.

vallas74 dijo...

Buen día, Amigo! La verdad es que no me siento muy cómodo con el Dios del Cantar... Me invita a extasiarme, tal vez con la idea que ese Amor a que invita nuestro Hacedor, me mueva a trabajar a favor de las criaturas que comparten mi tiempo y espacio... Pero el éxtasis puede llevarme a quedarme sólo en éxtasis... Me siento mejor con la actitud de Jesús, que meditaba antes de cada decisión importante... Y eran decisiones importantes a favor de comunicar la manera de vivir implícita en el Plan de Dios a sus congéneres... Por ejemplo, al reflexionar sobre la manera de anunciar el Reino, fue al desierto. Allí se le presentaron tres opciones, y su respuesta fue regresar a la ciudad y, en la Sinagoga, hacer suyo el texto de Isaias... Se me ocurre que, si se hubiera dedicado a reflexionar el Cantar, esas tres opciones y su decisión no hubieran aparecido...

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  Las escandalosas incoherencias del "clericalismo católico" hunden la Iglesia   Este Domingo de Resurrección todo son felicita...