domingo, 12 de febrero de 2023

El diablo cojuelo y sus colegas infernales

 ¡Vamos a contar verdades, tralará… Y nunca más mentiras, tralará…!


Supongo que la mayoría de cristianos ya saben que "el demonio" solo es un fantasma irracional y anticristiano, creación de religiones primitivas, incluido el judaísmo del Evangelio.

Creer hoy en un "demonio tentador", invisible y secretamente actuante en el mundo, es contrario al Abba de Jesús.

Hacer temer a los niños la presencia oculta de tal fábula irracional es un "crimen de lesa humanidad", merecedor de "rueda de molino".

¿Qué padre pondría en su hogar un invisible nido de víboras venenosas para que sus hijos aprendieran a evitarlas? Sin embargo, le colgamos al Padre Amor esa sádica creación. Es tan absurda esa pestilente superstición que solo es explicable por la "irracionalidad" con que muchos difunden una temida religión.

El verdadero "origen del mal" está en nuestra "LIMITACIÓN" y "LIBERTAD" que nos posibilita confundir y elegir veneno por sanos alimentos. Es decir nos hacemos trampas al solitario eligiendo un "bien falso" en vez de un "bien real", al no usar nuestra capacidad de discernimiento, es decir, el juicio de la razón. Erramos porque somos limitados y somos limitados porque si no, seríamos dioses. Fácil de entender.

¿Entonces quién o qué nos tienta y nos induce al mal, al error, a una elección perjudicial? Intentaré identificar las "PARTES de nuestra limitación humana" que nos pueden poner la zancadilla. Nos conviene estar alerta y conscientes para errar lo menos posible. ¡A la porra el diablo cojuelo!


1. El Tiempo

 

Somos poco conscientes de que vivimos en una pecera, limitados por el tiempo y el espacio
. Nos creemos poderosos tiburones con desprecio de todo riesgo.

Nuestra pecera es de material traslúcido y no nos deja ver lo que hay fuera de ella, aunque podamos percibir los resplandores del más allá.

Ese es el principal escollo para poder "ver" y "comprender" a Dios. Es imposible desde la "limitación" aprehender la "infinitud". Solo podemos intuir a partir de lo que bulle en nuestro interior, en nuestro "íntimo intimísimo", que diría San Agustín.

Cada día me parece más racional, luminosa y real la definición de Dios que un día me llovió: "Dios es la Infinitud de las aspiraciones profundas del hombre". Somos limitados por los cuatro costados, pero con "aspiraciones infinitas", que proceden de la "imagen y semejanza" con que fuimos creados. Esa es la luminosidad que nos llega de la LUZ del Infinito.

En esa pecera limitada vivimos una vorágine de movimiento, en permanente evolución. Se mueve lo que nos rodea y nos movemos nosotros. El único punto de reposo, de descanso y de paz está en nuestro interior, en nuestra "intima humanidad", en lo que tenemos de "divino".

El crecimiento de nuestra cáscara es vegetativo y automático, de ninguna forma garantiza nuestra humanización. Podemos convertirnos en seres hueros, con apariencia humana, pero sin contenido humano. Para que ese desarrollo humano se produzca hay que permanecer en el esfuerzo de concientizar la "imagen y semejanza", sin jamás soltar el timón de inteligencia y voluntad.

La vacuna contra la "tentación del tiempo" se llama CONSTANCIA e INMERSIÓN. Contra la movilidad del tiempo y el abandono del timón hay que usar la constancia, nuestra capacidad de sumergirnos en la paz del fondo y el motor del "dinamismo de crecimiento" que llevamos dentro.

El tiempo es el primer escollo, la principal tentación a superar en nuestra vida. No aprovechar el tiempo nos lleva a la ruina moral, espiritual y económica. Cuántos parones, cuántos retrocesos, cuántos cansancios y renuncias, cuántas traiciones a nosotros mismos…

No hacen faltan diablillos para hacernos caer. Bastante tenemos con nuestra limitada naturaleza a la que tanto nos cuesta hacer progresar en el tiempo. ¡Que me lo pregunten a mí!

 

2. La Sensibilidad

He aquí otra instancia de la persona que se mueve. Unas veces tendrás sensaciones placenteras y otras dolorosas, causadas por elementos externos o por movimientos interiores.

Unas veces podrás identificar el origen de esas sensaciones y otras estará oculto en el subconsciente. De ahí la dificultad para superar los estados tristes y no dejarnos seducir por los placenteros. ¡Qué preciosa la misión de los Sicólogos para ayudarnos a encontrar la luz y el equilibrio! 

La gran tentación de la sensibilidad es dejarnos arrastrar por ella sin control de la inteligencia y sin sometimiento a nuestro ser (la raíz humana). Si el reloj es un tío vivo en movimiento, la sensibilidad añade el apetito de volar sin brújula según tu estado de ánimo.

Los Sicólogos explican que la sensibilidad es un globo sin control, sometido a los vientos que la rodean o a su temperatura interior. Es imprescindible tenerla anclada a la racionalidad y al ser, a esa roca interior que nos constituye y fortalece.

En la sensibilidad están enquistadas "bolsas de sufrimiento" (heridas por acontecimientos de nuestra historia) que se conservan grabadas como en una cinta magnética y son el origen de "reacciones desproporcionadas" que nos desestabilizan.

Hará falta una buena "curación sicológica" para concientizar tales "quistes de dolor" y evacuar su contenido.

Curiosamente esta curación también se puede conseguir en la oración profunda, donde se llora el dolor pasado y se cicatrizan las heridas. Que se lo pregunten, por ejemplo, a San Ignacio en la cueva de Manresa. O a San Agustín… Y es que el mejor Sicoterapeuta es el que diseñó a la criatura y la guía a su plenitud.

Un ejemplo: La IRA es un movimiento de la sensibilidad que sale o no hacia fuera. ¡Cuánta barbarie se produce a partir de ella! Tanto la inmediata: "agresividad", como la diferida: "venganza".

Recuerda los "7 pecados capitales": Soberbia – Avaricia – Lujuria – Ira – Gula – Envidia y Pereza. Todos empiezan por "movimientos de la sensibilidad" que siente como "buenos o placenteros" actos o actitudes destructivos de tu humanidad. Algunos de ellos asociados a instintos del cuerpo, del que hablaré después.


Son "el demonio de nuestro propio engaño". Nos perjudicamos a nosotros mismos por ausencia de un discernimiento sincero (basado en inteligencia y ser).

En resumen, no se puede dejar suelta la sensibilidad. Hay que tenerla muy bien amarrada y controlada por la racionalidad, la realidad y el ser (fondo humano).

Por eso la Sicología habla de "autocontrol", "madurez" y "equilibrio". No necesitamos diablos que nos tienten y descontrolen. Nosotros solitos fabricamos las piedras para tropezar.

 

3. La Imaginación

Es un híbrido sicológico, la suma de la "volatilidad de la sensibilidad" con la "capacidad de proyectar de la inteligencia".

Las sensaciones (positivas o negativas) pueden ser leídas por la inteligencia y lanzadas al futuro con más o menos desproporción, según el volumen de la sensación.

Así surge el "funcionamiento imaginativo", algo irreal que nos saca de la vida concreta.

La imaginación es capaz de "pintar" paisajes lúgubres o risueños con más o menos distancia de la realidad. Santa Teresa la llamaba la "loca de la casa" por su capacidad de disparatar, fantasear y desequilibrar la vida real.

Sin embargo, hay algo positivo en la imaginación: Es la fuente de la "creatividad" e incluso de la "innovación". Siempre que se sepa controlar, es decir, volver a la realidad y construir a partir de ella. 

No necesitamos "demonios ocultos" que nos induzcan a cometer horrendos pecados. Basta con que hagamos una pócima con la "sensibilidad desbocada" y la "loca imaginación", bien horneadas en un barreño de "instintos animales". Esta es la receta que envenena a los depravados e inconscientes y los convierte en alimañas (puntual o habitualmente).

 

4. Ambiente humano y Ambiente material 

El ambiente puede ser un amigo o un enemigo. El catecismo lo cita como "el mundo", uno de los 3 enemigos del hombre. Olvidan que "el mundo" es obra de Dios y donde moramos la mayoría de los cristianos. 

Para el clericalismo reinante todo lo que está fuera de los conventos es "el enemigo". Otra exageración anticristiana. Valiente forma de apacentar (alimentar) a los laicos. Así nos tratan, como los que vivimos con el enemigo. 

El "ambiente humano" en que nos desarrollamos influye, sin duda, en la construcción o destrucción de nuestra personalidad

No será igual el desarrollo de un niño que se crió entre ladrones, por ejemplo, que el que se crió en una honrada familia. Tampoco será lo mismo crecer en un "ambiente material" mísero que en uno con las necesidades básicas cubiertas. Tampoco será lo mismo vivir con lo necesario que en la opulencia y el capricho. Ni será igual vivir en la ciudad que en un pueblo. 

Estamos irremediablemente influenciados por el "ambiente humano" y el "ambiente material" en que crecemos y vivimos. Lo positivo y lo negativo nos dejará "marcas" que perdurarán toda la vida. Por eso es imprescindible despertar la conciencia para superar los ambientes hostiles, verdaderos tentadores, y elegir conscientemente el camino de superación humana. Tenemos "el poder" de construirnos o destruirnos. 

De ahí la imprescindible EDUCACIÓN para que aprendamos a ELEGIR lo bueno de lo malo, como corresponde a seres inteligentes. 

No necesitamos demonios con tridente. Bastará que elijas compañías o ambientes que te destruyan como persona. Tu hundimiento está asegurado. 

 

5. Instintos

También los cita el catecismo como el tercer enemigo: "la carne". Y una vez más la tacha de "enemigo". Algo insólito porque es creación de Dios y Él todo lo hace bien. Nadie considera enemigos a los aviones, por ejemplo, aunque tengan el riesgo de caerse. 

Somos una creación compleja que necesita "un orden" para crecer y funcionar correctamente. Eso es todo. Ocurre con cualquier artilugio mecánico creado por el ser humano (a nuestra mejor herramienta la llamamos "ordenador"). 

El que minusvalora ese "orden" se estrellará y fracasará como ser humano. Además colaborará en el descontrol y desorden de muchos otros. No valoramos lo suficiente el "poder de la influencia", positiva o negativa, que tenemos sobre otras personas. No sin razón la moral y el Evangelio hablan de "escándalos". 

Si alguien piensa que nuestra complejidad, fragilidad y limitación humanas necesitan de trampas añadidas para hacernos caer, es que está como una cabra, por eso sigue al cabrero. Si alguien piensa, que un Padre que nos crea por amor, es capaz de soltarnos "perros invisibles" para que nos corrompan o nos devoren, es que no tiene ni idea de quién es y cómo es el Amor Infinito.


Dos son los instintos básicos, imprescindibles para la conservación del ser humano:
"Instinto de conservación individual" (alimentación) e "instinto de conservación de la especie" (sexualidad). No hay que pensar mucho para darse cuenta que los "excesos o defectos" nos abocan a la degradación, la enfermedad o la muerte.
 

Con el añadido de que trasmitimos nuestros "desordenes" vía genética o vía educación. Eso explica las enfermedades y las desgracias. Nunca la "voluntad de Dios". No exagero un ápice. 

Por ejemplo: El contemporáneo "aborto" es mayoritariamente la elección de la muerte contra la vivencia ordenada y gozosa de la sexualidad. Por eso se ha convertido en el último "medio contraceptivo". Un ser inteligente y civilizado sabe respetar las "fuentes de la vida" y el "orden de la naturaleza". Follar sin pensar, por instinto solamente, es actuar como un perro. 

¡Y ojalá, tras el desliz del instinto, fuésemos como animales! Jamás verás a una perra que intente matar a sus cachorros, ni antes ni después del parto. El corrompido ser humano contemporáneo usa su inteligencia para destruir y se comporta peor que los animales.


Para manipular el
"orden de la naturaleza" no necesito un diablo cojuelo. Solo necesito olvidar que soy un "ser con inteligencia, voluntad y libertad" (garantes de ese orden). Lo que nos traerá desgracias y más desórdenes.
 

La verdad es que nuestro gran enemigo es "nuestra ambición de desordenar" lo que nos fue cedido por amor bien ordenado, próspero, saludable, floreciente y hermoso en unas "leyes de la naturaleza" insuperables. Ahí está todo. 

"El que tenga oídos para oír que oiga" (Mt 13,9). Solo eso.





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