domingo, 16 de enero de 2022

Encontrar al Dios justo de Jesús

Negación de la manipulada, tergiversada y vengativa "justicia de Dios" tradicional y oficializada




Te estoy oyendo, lector amigo, acusándome de olvidar la Justicia divina. Por desgracia, en nuestra religión están incrustadas las imágenes blasfemas -digo bien, blasfemas- de un "dios violento y vengativo", habitante de la Biblia y de tantas representaciones plásticas en nuestras iglesias.

Baste acercarse, como ejemplo, a la "doctrina oficial católica" sobre la "pasión y muerte" o sobre el "infierno eterno", que he combatido en anteriores meditaciones. 

Quiero volver de nuevo a la sencillez del Evangelio. Nos iluminará en el camino del encuentro con el Justo de Jesús. Solo unas pinceladas, aunque me gustaría leeros todo. 

¿Dónde está la Justicia de quien te dice: "ama a tus enemigos"? ¡Jolín, pero si me están matando…! ¿O la de poner "la otra mejilla" a quien te golpea y "perdonar setenta veces siete"? ¿O la de dejar a las "ovejas buenas" para salir deprisa tras la "descarriada"?

¿O la de pagar el "salario completo" a quien solo trabajó una hora? ¿O la de hacer fiesta cuando vuelve derrotado el "hijo rebelde" que reclamó y malgastó "injustamente" la herencia? ¡El hijo mayor sí que era justo y reclamaba justicia con toda lógica! 

O el póstumo: "¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!". No dijo: "Perdónalos porque ya he satisfecho con mi sangre la deuda de los hombres y he pagado por sus pecados un justiprecio justo para que puedas abrirles las puertas del cielo". No, eso no se dijo jamás, ni en la cruz, ni en la predicación de Jesús.

 

¡Anda caramba! Pues, mira por dónde, esto último es lo que nos enseñan todavía hoy sobre la Justicia de Dios. Eso es lo que sigue enhebrado en la doctrina, la liturgia, la catequesis, la predicación… ¡Pero qué ciegos, madre mía! 

La "oficialidad católica" (y quizás otros cristianos) sigue impertérrita en sus trece… con su presbicia aguda que no les permite leer el Evangelio. 

Muchos teólogos insignes de hoy (a los que adhiero mi vocecita mínima) insisten en que hay que "corregir errores" y enseñar la verdad al Pueblo de Dios. Pero los de arriba erre que erre... "¿Somos también nosotros ciegos? Jesús les dijo: Si fuerais ciegos, no tendríais culpa; pero como decís que veis, seguís en pecado" (Jn 9,40)… 

Y es que la justicia de que hablamos los hombres es generalmente venganza. No lo reconocemos, pero esa es la pura realidad. Los "buenos" ven intolerable que se perdone y agasaje a los "malos"… lo mismito que el buen hermano mayor. 

¡Eso es totalmente injusto, pero es el actuar del Dios de Jesús! Si no eres capaz de amar a este "Dios injusto", búscate otro, porque tu cristianismo es falso de toda falsedad. Lo que es totalmente compatible con protegerse de las fechorías de los "malos". Jesús jamás dijo: "Duerme con tu enemigo".

Meter a Dios en nuestros moldes es irracional e imposible, aunque lo diga una Biblia sacralizada y momificada, que NO es "palabra de Dios", sino hechura de hombres buenos dentro de una cultura y una época, con sus luces y sus sombras incoherentes o bárbaras. 

Un ejemplo puede ayudarnos a distanciarnos del "dios venganza" -defendido y predicado casi siempre-. El Dios justo de Jesús es como nuestro astro rey.

 El sol siempre ilumina, da calor, es imprescindible para la germinación, para la generación de la lluvia, para el desarrollo de la vida en nuestro planeta. Y siempre sale "sobre justos e injustos" (Mt 5,45). ¿Es injusto nuestro sol y el que lo colgó en el universo? 

Quien se esconde de Dios, quien no se expone a su benéfica influencia, puede llegar a congelarse o a convertirse en un animal de alcantarilla. Lo mismo que quien se esconde del sol. Esa es la Justicia de Dios: Ese es el resultado de acercarse o alejarse de la fuente de la vida, del gozo de alimentarse del fondo divino que habita tu humanidad.

 

Somos nosotros los que generamos la justicia de este mundo. Nosotros nos castigamos o nos premiamos, es decir, sufrimos las "consecuencias" de nuestras decisiones. Y, a pesar de ello, Él nos sigue iluminando para conducirnos al éxito, a la felicidad. 

Dios no castiga, ni premia. Siempre está ahí esperando, como el padre del hijo pródigo, a que administremos nuestra libertad y desarrollemos nuestra inteligencia para darnos cuenta que la felicidad está en la luz que nos guía desde dentro para acertar en nuestras decisiones libres. 

La Justicia de Dios está inserta en la Creación. Se llama "ley de la causalidad": A tal causa tal efecto. En nuestras elecciones del "bien" o del "mal" está ya la espoleta del resultado. La sabiduría del refranero lo resume: "El que siembra vientos recoge tempestades", "El que cultiva cardos, cardos recogerá", etc.

 

Esta lección básica nos la ocultan tras la falsa y milagrera "voluntad de Dios" con que nos manipulan. Nos hacen creer en un "dios intervencionista" que todo lo decide y dirige. 

Y, claro, son sus representantes (cada religión tiene los suyos) los que dictan cuál es esa "voluntad de Dios". En vez de enseñarnos a "discernir y decidir" lo que nos conviene, nos sumergen en la "dictadura clerical", intérprete fidelísimo de esa voluntad divina según ellos. Y los "niños del coro", que somos los fieles, a obedecer, cantar y tocar la bandurria. 

Pero la realidad es que somos nosotros los que elegimos y decidimos, por voluntad expresa y eterna del Creador que nos creó inteligentes y libres confiándonos la administración de nuestras vidas. Y Dios no puede "desdecirse" de habernos creado libres. Por tanto, somos "libres y autónomos" para construir o destruir nuestras vidas y nuestros asuntos puntuales.

Si los "purgatorios e infiernos de esta vida" no nos enseñan a rectificar (a "convertirnos", en argot evangélico) y nos separamos del "Sol", que puedes llamar "inteligencia" y que llevas dentro para acertar en tus decisiones, probablemente seremos infelices y moriremos en la oscuridad de la alcantarilla. Aún así, habrá Alguien que saldrá a la búsqueda y salvamento, aún después de la muerte. No existen las "iras, venganzas y castigos" de Dios. Existen "consecuencias" de tu conducta (en ésta o en la otra vida). 

¡Pero si lo cuenta el Evangelio! ¿Qué es, si no, la salida urgente tras la "oveja descarriada"? ¿Sólo en el tiempo, como si Dios estuviera sometido a esa limitación? ¿O Dios es Dios en el tiempo y fuera de él? ¿Cambiará su criterio tras la muerte? 

¡Yo confío en un Dios con "principios eternos", no en un veleta! Aunque procuraré mantenerme cerca para no sufrir el dolor de las "consecuencias" del fracaso de mi vida. Puedes imaginar fácilmente el miedo y sufrimiento de la pobre "oveja descarriada". De las "consecuencias" de marcharse no pudo librarla el celo del pastor.

 

¿Una "prostituta" me va a preceder en la llegada al cielo? ¡Venga ya! Si murió en pecado mortal… ¡Gracias, Señor, por ser tan paradójico e injusto! ¡Gracias por dejarme atisbar que tu Bondad no tiene límites, aunque nosotros nos empeñemos en reducirte a nuestro instinto vengativo y nuestras rígidas cuadrículas! 

Por desgracia, los guías de nuestra Iglesia no se han alejado de los errores de las jerarquías judías. No hay más que ver cómo visten, cómo ocupan los primeros puestos (aún después de muertos), cómo se aúpan en pedestales y tronos, cómo rezan por ellos mismos primero, cómo se consideran los elegidos y verdaderos, etc. Todo "muy evangélico", ya que no parece chirriarles en absoluto. Con todo, eso no es lo más relevante. 

Lo peor viene al exigirnos aceptar sin rechistar un Magisterio corrompido, anticuado e irracional en muchas de sus partes. Empezando por la imposición del "dios intervencionista" que dirige el mundo a golpe de mazazo o bendición, de gracia o desgracia. 

¿Y qué hacemos con la inteligencia, con la libertad, con la conciencia profunda? ¿Y qué hacemos con los gritos del Espíritu Santo que ruge en las entrañas? ¿Y qué hacemos con aquello de "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (He 5,29)? ¿Al "dios interviniente y manipulador", creado por ellos, o al "Dios Creador" que "todo lo hizo bien" (Gn 1,31) y late en el fondo de cada persona? 

Ahora lo digo a propósito de la Justicia de Dios, porque sus "interpretaciones oficiales" nos hunden en las garras de un "dios venganza" (creencia judía). Cuando en la mismísima y tergiversada Cruz de Cristo aparece expresamente el "Dios perdón", que es el cristiano.

 

Los fieles necesitamos orantes, impregnados de la "libertad de los hijos de Dios", porque para liberarnos vino Cristo. Los "funcionarios de la religión" sirven para muy poco. 

Necesitamos luz y testigos de la Luz. Pero casi nunca encontramos ni lo uno ni lo otro. Incoherencias atávicas, letras muertas, ejemplos perversos, contradicciones venenosas. De eso se compone gran parte del alimento oficial, incluida la liturgia. 

Hoy los cristianos pasamos hambre, salvo los que se alimentan de rutinas, ritos, adhesiones pasionales y apariencias estéticas. Y si los fieles nos encontramos sin "apacentar" (dar pasto espiritual) en contra de la "misión expresa" encomendada por el Señor… ¿Qué se puede suponer de los alejados e indiferentes, de las nuevas generaciones tan racionales? ¿Volveremos algún día a la coherencia evangélica, al "vino nuevo" (Mc 2,22), al "oísteis que fue dicho, pero yo os digo" (Mt 5,21)? 

Sin coherencia, sin comprender desde la razón (instrumento que Dios nos ha dado), la religión se convierte en ideología, en superstición o en idolatría. ¿Hasta cuándo Madre Iglesia nos tendrás desamparados como huérfanos, ciegos como fetos, hambrientos como mendigos? 

Yo solo puedo detectarlo y denunciarlo. ¡Ojalá seamos muchos los que clamemos como "perros cananeos" (Mc 7,30) hasta que tengan que oírnos! 

Por desgracia, la mayoría de dirigentes son conformistas y disciplinados. Todo está bien, parecen repetir. NO se dejan "enseñar", como el Señor, por la cananea y nos dejan tirados y gritando al borde del camino. 

El Dios justo de Jesús no es otro que el Padre Creador que ha sembrado el mundo de Justicia y Misericordia desde el principio. Pero que ha delegado en nosotros su administración: "creced, multiplicaos y gobernad la tierra" (Gn 1,28). Somos nosotros los que decidimos la siembra y recogemos los frutos de lo sembrado. Son nuestras equivocaciones personales, familiares y sociales (incluidas las políticas) las que generan injusticia, dolor y desgracia. 

Nuestro pequeñísimo planeta está lleno de posibilidades. Pero es nuestra inteligencia, nuestra buena administración y nuestra determinación de progresar la que conseguirá los frutos necesarios, tanto individuales como colectivos. 

Nuestra hipoteca está en que el "mal de unos", puede dañar el "bien de otros". De ahí la necesaria colaboración para erradicar el "mal" y conseguir la felicidad de todos. 

La "voluntad de Dios" está sembrada desde el principio en la Creación y en el interior de todo ser humano: "Te instruiré, te enseñaré el camino en que debes seguir; te aconsejaré, con mis ojos puestos en ti" (Sal 32,8). La Justicia, el Amor y la Paz son la siembra eterna que nosotros debemos cultivar para saborear sus frutos y ser felices. 

Esa es la "buena noticia" que Jesús nos vino a recordar concretándonos el "estilo del Abba Creador", muy lejos de las interpretaciones de la historia humana hasta entonces.



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6 comentarios:

vallas74 dijo...

Insiste con ocasión o sin ella, Jairo...
Creo que somos muchos los que coincidimos contigo, y el que tú grites la verdad desde tu humilde tejado, nos alienta a perseverar y tratar de contagiar...

Antonio Manuel dijo...

El "despiece" que se hace del Evangelio, y las conclusiones que se sacan de algunos de los "trozos" obtenidos asoman algunas ideas sin conexión alguna. El dios sideral que se dibuja, poco tiene que ver con el "abba" de Jesús. El Evangelio enseña que "...la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros...". Jesús es Dios "encarnado" y en la última Cena aclara que derramará su sangre por nosotros. La Resurrección es la Verdad definitiva que Dios nos muestra. Y su Evangelio va directo al corazón del hombre sin necesidad de otra divagación pseudo-filosófica.

regue dijo...

Después de releer por segunda vez esta meditación lo primero que se me viene a la mente es el evangelio del domingo pasado: Jesús en la sinagoga de Nazaret omite el último párrafo de la profecía de Isaías, que precisamente hace referencia al Dios justiciero que se cobrará su venganza. ¡Ahí está la cuestión! Jesús muestra al Dios-Abba que se preocupa de los pobres, necesitados, de todos.
En segundo lugar quiero resaltar un párrafo de la meditación que me gustó:
¡Eso es totalmente injusto, pero es el actuar del Dios de Jesús! Si no eres capaz de amar a este "Dios injusto", búscate otro, porque tu cristianismo es falso de toda falsedad. Lo que es totalmente compatible con protegerse de las fechorías de los "malos". Jesús jamás dijo: "Duerme con tu enemigo".
Y este otro: Somos nosotros los que generamos la justicia de este mundo. Nosotros nos castigamos o nos premiamos, es decir, sufrimos las "consecuencias" de nuestras decisiones. Y, a pesar de ello, Él nos sigue iluminando para conducirnos al éxito, a la felicidad.
Y ahora me dirijo a Antonio Manuel: no se a que te refieres con eso de divagación pseudofilosófica, porque lo que aquí hay es una lectura creyente y vivencial del evangelio, la Palabra de Dios no se encierra en una única interpretación, Dios habla a cada corazón, y todas las lecturas que se hagan (salvo las fundamentalistas y literales) son complementarias e enriquecedoras para todos. Por otra lado, leyendo otros comentarios tuyos saco la impresión que eres de los que quieren nadar y guardar la ropa porque no te aclaras al final. Y con toda sinceridad y respeto te digo: si no te gusta lo que se escribe en este blog no se que haces comentándolo.

Antonio Manuel dijo...

Al comentario "regue"...
Definir a Dios no está al alcance del ser humano. Hay mucha filosofía que trata de encontrar la verdad de Dios. No hay "Dios justo de Jesús", hay Jesús que es Dios.
La Biblia fue escrita hace miles de años, con conocimiento social de hace miles de años, y ahora con esos textos se quiere "crear" un dios distinto tomando la literalidad como única referencia para calificar al Dios de la Biblia. Al Dios de la Biblia ya lo define el propio Dios en Jesús:
"-«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley"...
Descartar el Antiguo Testamento y numerosas partes del Nuevo Testamento solo puede lograr que nos alejemos cada vez más de la Verdad.
Finalmente, he de decirle que hace años que sigo los artículos de este "blogger" y he leído que invita al debate y a la participación. Está claro que no soy de los que "aplaude" y "amén". Y me parece un atrevimiento por su parte el "invitarme" a que me calle.

regue dijo...

A la atención de Antonio Manuel: ante todo perdón por si te sentiste ofendido por mis palabras finales del anterior comentario, no era esa mi intención, por supuesto cada uno es libre de pensar como quiera y expresarlo. Y sí, Jairo invita a la participación
En segundo lugar yo también hace años que leo a Jairo, y desde hace unos cuantos hablo con él casi todas las semanas. En ningún momento he visto que él quisiera suprimir o saltarse el AT, ni tampoco hacer uso de la literalidad de los textos, por cierto tu si lo haces al citar esa frase de Jesús fuera de contexto y no interpretarla en el contexto en el que fue dicha.
Sí Jesús define a Dios y nos lo da a conocer, eso es lo que Jairo y muchos decimos. Y el Dios de Jesús es el Abba-Padre, no el Dios justiciero terrible de algunos de los primeros libros de la Biblia.
Y en la misma Biblia se da una progresión, como lo definía mi querido profesor de AT es como una escalera, una revelación progresiva, de hecho los textos de muchos de los profetas preconizan ya la imagen del Dios de Jesús. No se suprime el Dios del AT sino que se muestra su verdadero rostro. De hecho ese fue el problema de Jesús, no pudo ser entendido por los judíos, porque ellos estaban anclados en la tradición del Dios del AT y Jesús, aunque les hablaba a partir de El lo presentaba de forma muy distinta, herética para ellos, por seo lo mataron, aparte de porque les tiraba el tinglado religioso que se habían montado.
Para mi Jairo lo que hace es hablarnos del Dios de Jesús tal como lo experimenta, Dios no se encierra en una sola idea, sea tradicional o no. Para mí es válida, igual que para otros mucho Si para tí no lo es estás en tu derecho, pero te recomendaría que probases a experimentar a ese Dios Abba , dejando de lado ideas preconcebidas, prejuicios o tradiciones, que no es fácil, lo digo por experiencia, seguramente descubrirás una felicidad nueva. Con afecto sincero.

Antonio Manuel dijo...

... la frase es el concepto completo, no tiene condicionante que la pueda corregir, al contrario es base para una consecuencia que viene a potenciarla aun más ...
... Jesús no habla nunca sobre un "dios justiciero". En cambio hace referencia a las Escrituras para sustentar muchas de sus enseñanzas. De hecho, claramente lo expresa:... "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. ...
... La Biblia se redacta bajo la Luz de Dios y cada pasaje es un "hilo conductor" hacia Jesús, el Cristo; pero también se redacta por el escritor sagrado, quién interpreta los hechos históricos con la mentalidad de aquellos tiempos donde la victoria era el don divino y la derrota el castigo del mismo Dios. ...
... A la Luz de Cristo, las Escrituras se iluminan y conforman el verdadero sentido del Evangelio. El Evangelio por si solo sería ininteligible.

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