Toda la familia
se preparaba para asistir a la "misa
del gallo"
y, un año más, el padre despotricaba contra tan apolillada costumbre.
¿Quién puede
creer a estas alturas que Dios se convierte en un meoncillo humano? Eso es irracional, absurdo,
un cuento de niños, repetía Paco.
Bien está que celebremos el "solsticio de invierno" con una buena cena y nos
alegremos de que los días se irán llenando de luz. Pero mira que creer que el Todopoderoso
se viste de pañales...
Su esposa Berta, acostumbrada a la anual monserga, le
respondió dulcemente: "Dios se
hace como uno de nosotros para que no le tengamos miedo y le sigamos hacia
nuestra felicidad". ¡Anda, enciende tu pipa, quédate al
fuego del hogar y cuídanos la casa, que nosotros nos vamos a adorar al Niño
Dios!
Mientras Paco disfrutaba de su pacífica y cálida soledad
oyó un golpe en una ventana, después otro y otros en las demás ventanas. Algún
gracioso me está tirando bolas de nieve, pensó. Se calzó las botas, se enfundó
la pelliza y salió a cazar al bromista.
Su sorpresa fue
enorme cuando vio una gran bandada de pájaros revoloteando sobre la nieve sin fuerzas
para retomar el vuelo.
Estos pobres animales -se dijo- se han desorientado con
la ventisca y el frio en su migración hacia el sur. Seguramente buscaban el calor
de la luz y se han golpeado contra los vidrios de las ventanas. Si yo pudiera
hacer algo para que no mueran con el frío de la noche...
El bueno de Paco
se dirigió al establo, encendió todas las luces y abrió las puertas de par en
par. Pensó
que así los desorientados pájaros entrarían a cobijarse. Pero no, los pájaros
seguían agotados y medio congelados en el suelo nevado, sin fiarse de la buenas
intenciones del ser humano.
Comenzó a azuzarlos dando palmas para que volaran hacia
el cobertizo. Pero los pájaros silvestres no eran como las gallinas. Lo único
que consiguió fue asustarlos y dispersarlos.
Estos atontados pájaros
me tienen miedo y no se dan cuenta de que estoy intentando salvarlos, masculló entre dientes.
¡Si pudiera convertirme en uno de ellos, iniciaría el
vuelo hacia el calor del establo! Seguramente me seguirían todos y no morirían
de frío.
Apenas se dio cuenta de sus palabras, se paró, se limpió
la nieve de la cara y cayó de rodillas gimiendo:
¡Oh, Dios mío, justamente esto es lo que Berta me ha
estado repitiendo todos los años! "Dios se
hace como uno de nosotros para que no le tengamos miedo y le sigamos hacia
nuestra salvación".
¿Cómo he podido ser tan necio?
Ensilló su caballo y salió corriendo hacia la iglesia,
dejando las puertas del cobertizo entreabiertas y las luces encendidas. Cuando
llegó estaban cantando villancicos. Se acercó a su familia y los abrazó
llorando de emoción.
Volvieron todos
juntos al terminar la celebración y Paco les contó lo que le había pasado. Cuando llegaron, la bandada
de pájaros había invadido el granero y dormían apretados sobre las vigas de
madera sin que apenas se les viera la cabecita.
Paco aprendió la
lección de esa Noche Buena
y se fue gozoso a descansar, no sin antes haber dejado una buena cantidad de grano
al alcance de los pájaros.
Se levantaron tarde el día de Navidad y toda la familia
comprobó feliz que los pájaros y el grano habían desaparecido.
Aquel acontecimiento perduró en sus memorias toda la vida
y lo llamaron "el milagro de Paco".
Por fin había recuperado la fe, una fe razonada, experimentada y evidente:
Dios actúa desde
su infinitud, pero se adapta a nuestra forma de ser y comprender para que le
entendamos y le sigamos.
(Texto íntegro de
Jairo del Agua inspirado en el cuento "Come
and Follow Me" -Ven y Sígueme- de Paul
Harold Dunn, 1924 - 1998)
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3 comentarios:
"Dios actúa desde su infinitud, pero se adapta a nuestra forma de ser y comprender para que le entendamos y le sigamos."...y nos ha dicho Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Juan 14,1-6)
FELIZ NAVIDAD
Jairo: Gracias por tus envíos y gracias por tu blog.
Hoy he leído algo que bien al caso y que reafirma tu cuento de Navidad. Por si puede hacer algo de luz, aquí va. Es una reflexión de Fray Marcos para la Navidad. "La encarnación solo tiene realidad dentro de ti, como solo tuvo realidad dentro de Jesús, no fuera en acontecimientos o fenómenos externos. Solamente dentro de ti y dentro del otro. Buscarlo en otra parte es engañarte. Dice un cuento oriental: Un señor que pasaba por la calle, ve a su vecino que está buscando algo enfrente de su casa. ¿Qué es lo que has perdido? Le pregunta. La llave de mi casa. Yo te ayudaré a encontrarla. Pasa media hora y la llave no aparece. ¿Pero dónde la has perdido? Le pregunta el vecino. Dentro de casa. ¿Entonces por que la estás buscado aquí? Es que aquí hay más luz... Si no vivo lo que hay de Dios en mí, jamás lo descubriré ni en los acontecimientos, ni en los demás, ni en Jesús". Feliz y solidaria Navidad. Julián González - Ecuador.
... dentro de mi está la "puerta" que yo debo abrir para que entre la Luz.
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