sábado, 14 de septiembre de 2024

TODO son consecuencias

 No caigas en fantasías piadosas y demagogia de masas

 

Cuando eres niño y sientes una admiración ilimitada por tu padre, sigues su ejemplo espontáneamente.

Cuando llegas a adulto y descubres que es alcohólico, intentas hacerle ver los daños de su adicción. Cuando, tras muchos esfuerzos, ves que no consigues nada, entras en una profunda tristeza. 

Eso me está pasando a mí con nuestra "Iglesia Reinante", totalmente alcoholizada con el poder, la prepotencia, la riqueza, la estética, la pompa, la arquitectura faraónica, la ideología arcaica y la idolatría. Todo "con buenísima voluntad", sin duda, pero con una ceguera incoherente y dañosa. 

He bendecido siempre las cosas buenas y magníficos ejemplos que me estimularon en mi niñez y juventud. Todo aquello despertó mi hambre de espiritualidad y mi relación con Dios. Pero cuando llegué a adulto fui aprendiendo a pensar y a leer el Evangelio… Y fui cayendo en el dolor de una "Iglesia publicitaria", llenita de mantras quiméricos, contradicciones, eslóganes buenistas, más que de realidades racionales. 

Una de las bebidas con las que nos alcoholizan son la "culpabilidad" y el "pecado". Ambas insistencias nos alejan de Dios porque son semilla de temor y fantástica creencia. A finales del 2023 escribí ampliamente sobre ello en una meditación titulada "Culpabilidad y Pecado, medios de sometimiento". 

Hoy quiero meditar sobre otra barrica muy antigua con la que nos venimos alcoholizando piadosamente. Me refiero a la "Voluntad de Dios" y la "Providencia". 

Nos enseñaron que todo lo que acontece es "voluntad de Dios", bien por decisión activa o bien por decisión permisiva. "Nada acontece si Dios no lo quiere o lo permite, luego TODO es su voluntad". ¡Falso de toda falsedad!

Una vez más la ideología católica responsabiliza a Dios de gracias o desgracias. Lo que nos conduce a esfuerzos interminables para "cambiar" esa voluntad divina o "conseguir" que nos sea propicia. 

"Que Dios te bendiga""El Señor esté con vosotros"… y muchas más absurdas palabras se dicen para impetrar la bondad divina sobre alguien. ¿Acaso puede el Padre NO bendecir o NO estar? La rutina es "una capa que todo lo tapa", hasta lo más ridículo y absurdo. 

¿Y qué hacemos para ganarnos la voluntad divina? Nos responderán sin titubear: "Oraciones, peticiones, súplicas". Así conseguiremos que Dios nos conceda lo que necesitamos. Los más perfectos añadirán: "Sacrificios"… Convencidos de que el dolor y las lágrimas son alimento preferido para "su dios". Es decir, seguimos el patrón de los israelitas, tal cual. 

Algunos ejemplitos habituales: 

- La Misa -oración por excelencia, nos dicen- es un repetitivo intento de "dar instrucciones a Dios" para que nos sea propicio. ¿Y, si el Dios verdadero es INMUTABLE, cómo pretendemos moverle y cambiar su voluntad?

- Jornadas de oración y ayuno por la Paz o por cualquier otro objetivo: ¡Inútil, absolutamente inútil! 

Está bien que desees la Paz, pero serás tú quien deberá conseguirla, no pretendas que baje del cielo por tus mágicas oraciones. Dios ya la sembró dentro de ti, aunque no la hayas encontrado ni bañado en ella. Tú eres el que tiene que sembrar la Paz con tus decisiones, privadas o públicas, cultivarla y regarla para poder cosecharla.

- Peregrinaciones a tal o cual monasterio, templo o lugar sagrado: Si no cambias tú, para nada te servirán por muchas indulgencias que te prometan. Solo te servirán si tu finalidad es cultivar tu interioridad para iluminarte y fortalecerte, acercándote al Dios que te habita.

- Ruega por mí: Inútil y rutinaria pretensión rogar a Dios por alguien. ¿Eres tú mejor que el Padre de la criatura? ¿Le enseñarás cómo atender a ese hijo querido? Lo único que cabe hacer es "orar con", nunca "por". Y aún eso en el sentido de acercarte a Dios con esa persona y apoyarte en Él, sin el orgulloso intento de doblar la mano divina (no me caben aquí los muchos ejercicios y oraciones vanas que realizamos). 

¡¡ERROR, enorme ERROR!! Por eso son ineficaces. A Dios no le podemos "cambiar" ni "influenciar". Solo le podemos "VIVIR" desde dentro y tomar nuestras propias decisiones desde ese "interior habitado".

"Nosotros somos las manos de Dios en este mundo". TODO, absolutamente TODO lo que nos acontece son CONSECUENCIAS de nuestras DECISIONES, acertadas o erróneas.

Los llamados "mandamientos" pueden ayudarte a orientar tus decisiones para no errar en la vida. Pero su cumplimiento no es garantía de éxito automático. Tu brújula está dentro de ti, en tu conciencia profunda. En la complejidad de la vida tendrás que aprender a DECIDIR desde todo lo que eres: Cuerpo, Sensibilidad, Yo cerebral (inteligencia, voluntad y libertad) y Ser profundo.

Aún así, tendrás que ACEPTAR que eres limitado y frágil, y cometerás errores conscientes o inconscientes. Pero no debes culpabilizarte o considerarte pecador, solo eres humano. 

Hay CONSECUENCIAS dolorosas e irremediables en las que solo cabe ACEPTAR y evitar nuevos errores. Eso te proporcionará la Paz, aunque no te devuelva la moto ni la pierna, por ejemplo. 

Tu gran arma, tu poderosa arma, para acertar en la vida y evitar futuras malas consecuencias es: RECTIFICAR. En el proceso cambiante de la vida tendrás que utilizar todos tus dones, pero sin olvidar que no puedes soltar el volante. Aunque tengas un magnífico coche, con potente motor, extraordinarios frenos y carrocería imponente, no podrás soltar el volante ni apartar la vista de la carretera. Te va la vida en ello, porque tú fabricas las consecuencias con tus decisiones. También te afectan en ocasiones las decisiones de otros y tus reacciones ante ellas. 

La confusión subsiguiente es sobre la PROVIDENCIA y cómo se interpreta. La gente piensa que se trata del último recurso y que Dios tenderá la mano al final. Los salmos, por ejemplo, están llenos de esta primitiva creencia, junto con las piadosas "teorías del abandono y la confianza". ¡Ya me lo solucionará Él!

Otro gran error que tiene el mismo origen que lo anterior. Se piensa que Dios puede movilizarse cuando nos ve en algún peligro, sobre todo de carencia de recursos. "Dios proveerá", solemos decir, remedando las palabras de Abraham a su hijo.

Pero la auténtica PROVIDENCIA está ya inscrita en la "leyes de la naturaleza" por la Sabiduría Infinita e Inamovible. ¿Cuántas veces das cuerda a tu corazón? ¿Quiénes ordenan al sol nacer todos los días? Pues esos, digamos, "automatismos" (leyes) son generales en toda la creación. Añádele todos los recursos de tu parte espiritual que están ahí siempre a tu alcance.


Cuando contravenimos esas "leyes preestablecidas" (auténtica providencia), las rompemos o desordenamos, sufrimos CONSECUENCIAS.

De ese desorden nacen todas las enfermedades y todos los sufrimientos. A veces por generaciones, porque las leyes genéticas hacen que los descendientes sufran las CONSECUENCIAS de los desórdenes de sus antepasados.

¿Conoces alguna consecuencia de "comer" desordenadamente? ¿Alguna enfermedad o desgracia por "copular" irracionalmente? ¿Algún dolor por "jugar" peligrosamente, en actividades de riego por ejemplo? Pues de esas actividades básicas de nuestra naturaleza animal: "Comer, Copular y Jugar" (observa el mundo animal y comprobarás que todos hacen lo mismo) se derivan CONSECUENCIAS muy variadas, buenas o malas, según el respeto por las "leyes naturales".

Y, si observas la parte espiritual (inteligencia, voluntad y libertad), quizás puedas enumerar alguna de las desgracias o triunfos de cultivar o descuidar esa parte específica del ser humano.

Observa, finalmente, las CONSECUENCIAS de vivir o no unido a una Trascendencia. ¿Quiénes son más felices, menos frágiles ante la depresión o el fracaso, etc.? Hablo del descubrimiento y vivencia de una Transcendencia interior que te habita y da vida, no del "opio del pueblo" en que muchas religiones, o parte de ellas, se han convertido.

La PROVIDENCIA está escrita y definitivamente inmersa en la NATURALEZA. Su resultado dependerá de cómo descubramos sus leyes y de cómo las vivamos o despreciemos.

La PROVIDENCIA, como toda la creación, está ya ordenada a favor del ser humano. De nuestra "AUTONOMÍA y LIBERTAD" al gobernar el mundo dependerán las "CONSECUENCIAS".

¿Te enseñan esto en tu religión? Si no lo hacen, te están engañando, te están seduciendo con las fantasías del "opio del pueblo", habitualmente con palabras excelsas, atrayentes y mágicas.

Cuando tú ya no puedes DECIDIR porque te privan de libertad o sencillamente te entregas al sueño, entonces cabe decir: "Me abandono en Ti, confío en Ti, descanso en Ti" (mi oración favorita al acostarme). O la de Charles de Foucault: "Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras…".













Sé que las "leyes inmutables" de la Providencia, están dictadas a mi favor, pase lo que pase, siempre que yo haga mi parte y no me salga de ellas. Sé que todo está establecido para bien.

Cuando vivimos inmersos en quien nos da LUZ y FUERZA: "En Ti somos, nos movemos y existimos", y "administramos" nuestra vida haciendo activamente nuestra parte, entonces SÍ encaja el ABANDONO y la CONFIANZA. Es la historia del final de Jesús. Y, por ese camino, tras el fracaso aparente de la materialidad, siempre llega el triunfo.


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