AUTOESTIMA - CASTIGO - DEMONIO
"La religión tiene un conjunto de reglas dogmáticas. La espiritualidad invita a razonar sobre todo, a cuestionar todo" (Teilhard de Chardin, jesuita, 1881-1955).
Lo que voy a resumir seguramente lo encontrarás en otras publicaciones mías. Ya os confesé que soy un "borrico de noria" que insisto e insisto, vuelta tras vuelta, para obtener agua limpia con los cangilones de la racionalidad y la espiritualidad. Si os sirve para beber o lavaros las legañas, lo decidís vosotros.
Lo que puedo aseguraros es que el agua procede de "profundo pozo" (todo lo hondo que he podido llegar) y no de los libros, discursos o magisterios. Aunque me consta que algunos teólogos con muchos entorchados han escrito lo mismo o parecido.
Este formato de "diccionario" me ha parecido una forma de resumir, con claridad y brevedad, sobre temas básicos, sin pretensión de llegar a todo. Vamos al lío.
AUTOESTIMA: Es la estima por uno mismo o amor propio. Algo imprescindible sicológicamente para madurar como persona y vivir en equilibrio.
¡Cuánto error hemos acumulado en nuestra formación, supuestamente cristiana! ¡Cuántos buenos religiosos (ellos y ellas) viven amargados o desubicados en sus Comunidades por seguir esos falsos consejos! Sobre todo cuando, por jubilación, han descendido de sus pedestales activistas y han dejado de correr tras el éxito.
Y es que no se puede vivir fuera de uno mismo. Es que no puedes amar a nadie si no empiezas por ti mismo. Es que el "yo profundo", el de verdad, es la roca sobre la que construir la plenitud de la vida.
El descubrimiento de nuestros dones personales es imprescindible para hacerlos fructificar. Qué gozada fue descubrir en mis cursos de Sicología el "manso rebosar", al margen de todo "voluntarismo", "falsa imagen", "relaciones interesadas", "falso yo"… La AUTOESTIMA se da la mano con la AUTENTICIDAD, su hermana siamesa.
Y es que nadie puede dar lo que no tiene o no sabe que tiene. Primero hay que descubrir y cultivar los propios dones, eso que ahora llaman valores. Y, bien asentado ahí, en ese "yo profundo" lleno de tesoros ("reino de los cielos" lo llama el Evangelio) podrás empezar a compartir, a rebosar mansamente.
Nuestros "gurús", fieles al judaísmo de origen, empiezan por el "pecado" (la gran institución judía) y por ahí pretenden llevarnos a la perfección. Creo que se equivocan. El "pecado" es la OSCURIDAD que no se vence con el "mea culpa", sino con la LUZ. Nacemos con ella dentro (contradigo a los que nos manchan con el mito del "pecado original"). Si no nos enseñan a descubrir esa LUZ, vivirla y apoyarnos en ella, jamás saldremos de la OSCURIDAD.
CASTIGO: Es la consecuencia de malas elecciones propias o de otros.
Dios no castiga, no puede castigar, porque es contrario a su esencia. Sólo puede amar, perdonar y atraer. La luz no puede castigar con la oscuridad, la luz siempre brilla.
Somos nosotros, con nuestros errores de elección, los que nos metemos en problemas y sufrimos las consecuencias. Somos nosotros los que nos "auto castigamos". O sufrimos la barbarie o mala baba de otros.
La creencia en un "dios castigador" (en el presente o en el futuro) es una fortísima herramienta de "dominación por el temor". Y así se ha utilizado y se sigue utilizando, con la buena intención de civilizar a humanos sin conciencia ni respeto por los demás.
Si el "castigo divino" no existe, las CONSECUENCIAS de los propios actos y hábitos deberían enseñarse desde pequeñitos como preparación al "autogobierno". Y el "respeto mutuo" de aquí abajo debería ser impuesto por un sistema coercitivo firme, humano y formativo. Dios no interviene para nada, salvo a través de la "conciencia profunda" individual. En sociedades pobres y primitivas esto es muy difícil, por eso se tiende a lo fácil: meter miedo.
Pero echar la culpa a Dios de los castigos, además de mentira, es injusto e ignorante. Quien desconoce a Dios podrá temerle, pero no amarle. Para nosotros los Cristianos es un disparate que, sin embargo, cultivamos sin ningún rubor.
Una más de las CONSECUENCIAS (esta palabra deberíamos entronizarla) de la "ideología embarrada" con que nuestros próceres nos someten.
CULPA: Es el resorte sicológico que detecta nuestra deshumanización. Pero nunca la consecuencia de una imposible ofensa a Dios, salvo que nos hayan inducido y formado en ella con evidente falsedad.
Cuando nos separamos del "yo profundo" (la "imagen y semejanza" con que nacemos) hay algo que chirría en nuestro interior, una especie de "alarma de peligro". Será más débil cuanto más hayamos perdido la capacidad de interiorizar.
La "deshumanización" se produce cuando nos olvidamos del "tesoro interior" que llevamos dentro y nos convertimos en más bestias que humanos, preferimos hacer el mal en vez del bien. Aunque ese mal lo sintamos como un bien para nuestro "yo superficial", es decir, para nuestros instintos.
La culpa es el sentimiento de habernos distanciado de lo que somos de fondo y habernos causado daño a nosotros mismos o a otros. La culpa va siempre unida a un daño. La gente bárbara no tiene sentimiento de culpa porque vive desde su parte animal, a mucha distancia de su humanidad.
Es un tremendo error hablar de culpa antes Dios (fuente de escrúpulos, temores, fragilidad, distanciamiento e incluso odio al Dios verdadero). Habría que ayudar a descubrir (también en nuestros ritos eclesiales) nuestra parte humana positiva.
Solo apoyados en esa realidad positiva (tantísimas veces desconocida) podremos ser auténticos, humanos y responsables. Solo desde ahí podremos rectificar los "errores humanos" (conscientes o inconscientes) en que pudiéramos haber incurrido.
Antes que pecadores somos "hijos predilectos" y ahí radica nuestra fuerza. La falsa humildad en que nos educaron nos hace confesarnos pecadores, aunque solo sea para quedar bien. Pero esa no es tu esencia, solo tu cáscara limitada y quebradiza.
El darnos con la cabeza contra el "muro de las lamentaciones" (confesionario, misa, cura o golpe de pecho) sirve para muy poco. Al Cura se acude para que te ayude, apoye e ilumine, NO para que te destripe y te penitencie. Solo apoyados en nuestra "roca interior", lo positivo, el "Dios Inmanente" que apoya sin acusar, podremos rectificar los actos o hábitos que lo contradicen.
Repito mi obsesión: "La oscuridad se vence con la luz". Y justamente a eso vino Jesús de Nazaret, sin mitos ni historietas de la cultura hebrea. Viene al dedo repetir aquí el objetivo de mi predicación: Ayudar a descubrir una "religión humanizadora, positiva, luminosa y alegre".
DEMONIO: Es el mito en que hemos personalizado el mal, es decir, las consecuencias negativas de nuestras decisiones.
Es un crimen, digno de "rueda de molino", enseñar a los niños la existencia de "un demonio que les persigue" sin que puedan verlo ni evitarlo. Creo que es una de las mayores crueldades de la religión. No me extraña que haya padres que no quieran clases de esta religión para sus hijos.
Es del todo irracional imaginar una "Oposición a Dios", una especie de "contrapoder eterno", origen de todas nuestra irresponsabilidades. Y, para colmo, "ejecutor del castigo divino". Se me ponen los pelos de punta al recordar las zafias mentiras que es capaz de inventar la religión (supongo que cualquier religión).
Todavía no hemos descubierto al Dios verdadero y nos hemos construido un "perseguidor imaginario".
La realidad es que somos los humanos los propios autores de nuestras desgracias. Somos nosotros los que gobernamos autónomamente el mundo y los que gozamos o sufrimos las CONSECUENCIAS (otra vez la palabra ignorada) de todos nuestros aciertos o errores.
Crearnos un enemigo invisible y terrorífico me parece una broma de muy mal gusto con nefastas consecuencias sicológicas y de confianza en quienes te pretenden salvar con amenazas míticas, en vez de con luz y verdad.
De los piadosos "exorcistas" ni hablo. Me parecen un absurdo tan aberrante como las brujas de antaño. Les ayudaría mucho más estudiar Siquiatría. Los llamados "endemoniados" me parecen un subproducto de la creencia mítica en un inexistente demonio oculto, patrono de todo mal.
Jairo del Agua
https://jairoagua.blogspot.
4 comentarios:
Excelente idea el diccionario!
Y, como siempre, de acuerdo con tu pensamiento!
¡Muy simpático Jairo! Concordamos en las ideas centrales. Pero siempre yo me siento bastante libre dentro de mi "Religión!, aunque reconozco que no le sucede a tantos.Incluso diría que en estos últimos tiempos me enojo porque veo una "soltura" que tampoco es de Dios, como no lo es la "rigidez".¿Será que desde jovencita me puse a objetar lo que me parecía menos sensato o menos preciso y me las he arreglado muy bien con el Señor. Espero que al final no resulte que estaba equivocada. Un abrazo de nuestra parte.
Me gusta este formato de Diccionario, con explicaciones claras sencillas y cortas de cada término. Ya aguardo con impaciencia las próximas entregas, aunque por supuesto ya se de que van, puesto que te leo desde hace mucho y hablamos con frecuencia por lo cual estamos en sintonía. Un abrazo
Integración: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés.
Jesús revoluciona también las conciencias en el Discurso de la montaña abriendo nuevos horizontes para la humanidad y revelando plenamente la lógica de Dios. La lógica del amor que no se basa en el miedo sino en la libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios, Nuestro Salvador, “que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. “Misericordia quiero y no sacrificio”» (Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).
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