lunes, 5 de agosto de 2019

¿Oración o Gimnasia?

Incongruencias en la santa Misa


Traigo hoy a colación un ejemplo visual de la irracionalidad y pertinacia con que se domina a los creyentes. Me preocupa mi Iglesia. Aunque, seguramente, ocurren cosas similares o peores en otras religiones.

La raíz está en la espuria dominancia tradicional de los líderes religiosos. Confunden la fidelidad a Dios con la obediencia a ellos mismos. Esa irracional prepotencia -por delegación divina, dicen- es la causa de que muchísimos rechacen al "Dios de la vida" y huyan del "yugo religioso".



Mientras el Evangelio nos empuja a la plenitud humana, es decir a la conquista de la "autonomía y libertad" individual, la Jerarquía nos sigue encerrando en la "obediencia ciega". Y eso se ejerce hasta en los más mínimos detalles, como el que hoy traigo a reflexión.

¿Estamos sordos los cristianos? "¡Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un camello!" (Mt 23,24). "Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe ser así..." (Mt 20,25). "Llega el tiempo en que no se adorará a Dios en este o aquel lugar sino en espíritu y verdad" (Jn 4,23). Y si en "espíritu y verdad", ¿para qué la distracción de las obligadas gimnasias?

¡Qué bueno sería que esta meditación provocara algún cuestionamiento en quienes deben afrontar los cambios! Pero si no, al menos motivará a los creyentes a soltar los multiformes fardos que los líderes religiosos -por activa o pasiva- nos han cargado. "¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros: Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí; en vano me rinde culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos" (Mt 15,7).

El ejemplo que traigo se refiere a la santa Misa y a las normas litúrgicas para los fieles. Las que afectan al sacerdote las considero racionales ya que representan la "unidad" del Misterio y de la Iglesia.

Esos signos y ritos uniformes del celebrante, "el continente", nos identifican como católicos en todo el mundo. Otra cosa son "los contenidos" tan necesitados de urgente revisión.

Quiero centrarme solamente en las imposiciones al Pueblo de Dios. Asistimos a la santa Misa para considerar el ejemplo del Señor e impregnarnos de su vida y su palabra, para dar gracias al Padre en Él y sentirnos vivificados con su presencia sacramental (significada) entre nosotros: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19)Desde luego no vamos a Misa para ofrecer un "sacrificio expiatorio", ni para "renovar la pasión y muerte" del Señor. Eso sería como recrear nuestro propio pecado (especialmente el de los religiosos), que fue la "causa real" de aquello.

Vamos a celebrar una comida fraterna con nuestro Señor, a convivir y orar con Él, a enamorarnos de nuevo, a recuperar fuerzas, a reaprender lo que significa "fraternidad" y "seguimiento". En resumen, vamos a alimentarnos: "He venido para que tengan vida y la tengan abundante" (Jn 10,10).

Es totalmente ridículo que nos exijan estar de pie durante la mayor parte de la celebración. Si se trata de meditar y orar, lo más racional es estar sentados, relajados e interiorizados. Eso lo saben... no digo los maestros de oración, sino cualquier aprendiz que haya asistido a cualquier grupito de oración una sola vez.

¿Por qué, entonces, los sabios liturgistas nos imponen la gimnasia litúrgica? ¡Por falta de delicadeza y respeto a los creyentes! Así de claro. Una vez más se pone la materialidad de las rúbricas por delante de las personas, en contra del Evangelio: "El sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2,27).

Si nuestros dirigentes católicos, apostólicos y romanos, no son capaces de poner en el centro de su misión la "dignidad de las personas", entonces más les valdría ir buscando ruedas de molino.

Estoy seguro que tienen buena intención y buscan que la "uniformidad" represente "la unidad de los fieles". Y eso lo plasman en los movimientos al unísono: "Todos a una como en Fuenteovejuna".

Es decir, prefieren el signo externo al bien interior, priorizan la uniformidad (externa) a la unidad (interior). En mi humilde opinión la "unidad" se vive desde dentro y no tiene nada que ver con mi postura corporal. No entiendo cómo se puede imponer una "religión mimética" en vez de suscitar una "religión vivida".

Se han inventado la abstracción formalista de "asamblea". Los que asistimos a la celebración no somos personas individuales sino una "asamblea litúrgica" que ha de manifestarse uniformemente: ahora de pie, ahora sentados, ahora... Y para decidir sobre la postura adecuada se basan en el "simbolismo".

Por ejemplo, el evangelio ha de escucharse de pie para significar "preferencia" y "respeto". Otra vez el símbolo por delante de las personas y de la finalidad de la reunión.

Así hemos llegado a simular un ballet, una instrucción militar o un cuadro de gimnasia. Algo muy distinto y distante de la realidad religiosa que pretendemos vivir.

Desde luego, con tanto movimiento externo, muy difícil hacer oración o profundizar en la Palabra. Menos aún si los cestillos de las limosnas están circulando por la iglesia. 

Pero hay más. Si en una reunión cristiana no hay misericordia, entonces no puede llamarse cristiana. ¿Y qué observamos en las celebraciones actuales? Os lo diré: Ancianos con bastones o muletas, otros con lumbago, artrosis o cojera, mayoría de personas frágiles, cargadas de achaques, arrugas y años. A mis vecinos de bancada les suelo decir que pueden seguir sentados… Pero la voz dominante del cura de turno me contradice: ¡De pie!

Y no quiero acordarme de las larguísimas celebraciones de Semana Santa, Pascua, Misas cantadas, Funerales solemnes, etc. La inevitable queja del cuerpo me llevará a pensar más en mis piernas o mi espalda que a rezar, meditar o interiorizar.

A algún cura "misericordioso" le he oído el Viernes Santo decir como mucho: "los enfermos pueden permanecer sentados". Poca misericordia, poco realismo y poco sentido de la finalidad de una Misa.

Hemos convertido el rito en la esencia de nuestras celebraciones y nos hemos olvidado de lo esencial: la vivencia, la oración, la memoria del Anfitrión. Así salimos con la cabeza caliente y los pies fríos, sin que nuestra vida haya sido alimentada.

Definitivamente, la "gimnasia litúrgica" no nos predispone ni nos facilita la interiorización. Habremos bailado al unísono pero será difícil que nos haya quedado una sola nota en el corazón.

Ha prevalecido el sometimiento y la irracionalidad del rito a la auténtica "vivencia religiosa". Así degradamos la religión y sus expresiones.

No nos extrañará después que nuestros jóvenes abandonen esa práctica religiosa por aburrida, mecánica, repetitiva, inservible y hasta incómoda.

Hemos perdido la oportunidad de enseñarles, como mínimo, la puerta de entrada a la vivencia interior: la relajación.

Por mi parte, hace tiempo que busco un lugar discreto (para no molestar) y paso toda la celebración sentado, salvo la parte central del Canon en la que me recojo de rodillas, si tengo esa posibilidad.

Os confieso que desde que practico la "santa sentada litúrgica" me concentro mejor, escucho con avidez, me entrego profundamente a la celebración y todo lo que significa. Ese sencillo detalle ha mejorado sustancialmente mi participación interior y me ha arrancado de la rutina.


Pienso que "contra el vicio de exigir lo inapropiado, la virtud de no someterse". Al fin y al cabo soy discípulo de un Rebelde que dijo algo así: "Vosotros, para guardar vuestras tradiciones, quebrantáis el mandamiento de Dios" (Mc 7,9).

En este caso concreto, quebráis "la oración, la misericordia y el respeto" a los fieles, a quienes manejáis a vuestro modo y manera como si fuéramos maniquís. ¡Cuánto Evangelio por recorrer!

Os animo a asistir a la santa Misa, desde luego. Pero con el sanísimo deseo de orar y no de hacer gimnasia. Y mucho menos si te duelen las rótulas o los juanetes.




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7 comentarios:

Unknown dijo...

Es una pena que nuestros presbíteros, que no son los más ancianos como el sustantivo exige, no te lean y, si lo hacen, pierdan horas en combatir unas ideas que deberían estar en la mente de todos, empezando por el clero.
Desde luego es difícil, si tienes algún problema físico, cumplir con todo el ritual postural y si pensamos que a la misa actualmente solo asistimos los católicos de la tercera edad, o sea: los viejos.
No me he topado con ningún celebrante que ordenara levantarse, arrodillarse y otras lindezas, pero si a monitores, seguramente laicos, que ordenan sin problema: "nos levantamos para recibir al...", "nos ponemos de pie para escuchar..." y así sucesivamente, mientras la celebración avanza.
Seamos lógicos y, sobre todo libres en nuestra relación con un Dios que se pierde en las alturas, pero encontramos en nosotros mismos.
Un abrazo, hermano, y sigue pensando.
Félix García.

vallas74 dijo...

Desde nuestra Catequesis de Iniciación, hemos sido instruidos para participar de la Liturgia repitiendo consignas o realizando gestos como si fuera un ballet, tal como dices...
El cuestionarnos la validez de esos actos hizo que descubriéramos su vacuidad y, los mas desinhibidos, nos animáramos a abandonarlos...
No es fácil. Pero llegará el día en que se proclame sólo la Palabra y podamos empaparnos de ella con la atención y disposición necesarias como para que se encarne...
Ánimo!

Unknown dijo...

Considero que no podemos generalizar lo que aparentemente pasa en España con lo que pasa en el "resto del mundo".
Por lo menos en Argentina no es asi como opina Jairo.
Hay normas con respecto a las posiciones, como se comenta, pero el que no las quiere/puede seguir no lo hace. Y NADIE le hace algun comentario.
Creo que debemos ser mas cuidadosos con la forma de expresar. En lo posible en positivo. Señalando un camino, no criticando duramente
No es constructivo

Antonio Manuel dijo...

La unión de fieles que asisten al acto religioso de Misa lo hacen para oración en comunidad, y,en pura lógica de reunión comunitaria, la oración tiene unos rituales comunes a otras expresiones comunitarias;así la oración a coro se hace de pie; la oración individual de recogimiento se hace sentado,de rodillas o de pie, a elección de cada uno.
Habla Jairo de la "profundidad" de la Palabra de Dios, su escucha y reflexión se hace sentado.
La animosidad de Jairo contra el ritual católico queda demostrado en este artículo. Nadie obliga a una postura concreta, en todo caso se da una orientación, pero el colmo es tachar de falta de misericordia al sacerdote, que en este caso se puede entender como un insulto.

Padre Jan Dierckx dijo...

Hola, Jairo, me parece interesante tu planteamiento.
- Algunas veces se presentan los diferentes gestos y posturas litúrgicos como obligantes en la celebración eucarística. Quizá por el uso inadecuado del idioma se expresa los diferentes gestos en forma de obligación, mientras se puede hacerlo en forma de invitación. Me explico: en lugar de "ponerse" de pie, decir "pónganse" de pie. En este caso se indica que existe la invitación, la propuesta.
- Otro elemento es que estamos con la tradición de siglos en aplicar ciertos gestos a ciertas partes de la eucaristía. Eso no se cambia de un día para el otro. Recuérdese cuanto no le costó de tiempo y de esfuerzo aplicar algo de la reforma litúrgica después del Concilio Vaticano II.
- Un tercer elemento tiene que ver que la celebración o reunión de personas de cualquier tipo o modalidad siempre se regirá por algunas reglas o normas comunes que buscan superar el individualismo donde cada quien haga lo que le entre en gana. Eso también está presente en el modo de vivir en la sociedad. Hay signos que deben ser interpretados por todos de la misma manera para hacer la vida "viable"; p.ej. el semáforo rojo significa para todos la prohibición de cruzar la calle, y eso si me gusta o no este color, o si me gusta o no la prohibición de cruzar la calle.
Abrazos.

Martha Sialer Chaparro dijo...

Mi muy querido Jairo : francamente me parece exagerada la crítica a la supuesta "gimnasia eucarística". La liturgia es hermosa. Se para quien puede, se arrodilla quien puede. No pasa nada. Por mi parte, me arrodillo feliz para demostrarle al Señor cuánto le agradezco que me permita ponerme de pie. Con el cariño de siempre.

MIGUEL dijo...

Me he reído con el concepto de gimnasia eucarística. Soy cura y nunca se me ocurre hacer que nadie se levante si está sentado. La pasión se lee de sentados, sino se está deseando que se acabe. Y como suelo repetir: penitencias las que traiga la vida, no buscarlas ni imponerlas.
Saludos

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