Pero sirve de muy poco o nada si tú no has resucitado.
Para nada sirve tu "creencia errónea" de que te han perdonado los pecados por su sangre, de que se han abierto las puertas del cielo, de que el pecado original ha sido revertido, de que el Padre ya está contento con nosotros y nos ha devuelto su amistad por la expiación de la Cruz.
Todo eso, perdonadme el atrevimiento, son "doctrinas erróneas, incluso blasfemas".
El Padre que me habita y me habla JAMÁS nos retiro su amistad, por mucho que se lea en el Génesis o se repita en el "esperpento litúrgico de la Misa".
Ese "dios de quita y pon" es absolutamente falso. Como lo es el "dios bebedor de sangre" para emborracharse y olvidar su ira.
Todo eso no son más que ídolos primitivos de la religión primitiva de los judíos de antaño. Los primeros seguidores de Jesús eran judíos y nos trasladaron una interpretación de la Cruz acorde con su ideología y sus costumbres: Obsesión por el PECADO, necesidad de la EXPIACIÓN, para conseguir el PERDÓN.
Es imperdonable e irracional que nos sigan exigiendo que creamos (incoherente "fe de paja") y oremos con ese esquema por sometimiento a una Jerarquía desnortada. Para mandarles a hacer puñetas y encajes, que tanto les gustan, como ya están haciendo una mayoría de gente de nuestro mundo actual.
¿Y por qué conservan aquel esquema errado? Por MIEDO a perder la esencia de la tradición, por DESCONFIANZA en el Espíritu y por la LIMITACIÓN humana de aquéllos y éstos, sumada a la EXALTACIÓN de los primeros doctores y jerarcas (en especial tras Constantino).
Para asegurar su encierro y mantenerle prisionero, lo consagran como eterna "palabra de Dios".
De esta forma levantan, con descomunal prepotencia e irracionalidad, la "bibliolatría". Y, con ella, oscurecen o borran la LUZ renovadora de Jesús.
¡Padre mío, cómo hemos podido convertir la Iglesia, nacida de la LUZ, en un semillero de idólatras y ateos!
Los primeros por seguir a pies juntillas la oscuridad de la prepotente incoherencia clerical, sin querer "ver" y "oír" a Jesús resucitado. Los segundos por huir de esa misma incoherencia y no dejarse someter por necias doctrinas inamovibles.
¿Pueblo mío, cuándo saldrás de las algarrobas de los cerdos, que no ven ni oyen más allá de su hocico, y volverás a la casa del Padre que te habita, alimenta e ilumina?
¿Pero dónde hemos dejado al Espíritu que te habita y habla en el silencio? ¿Dónde los "signos de los tiempo"? ¿Dónde el "progreso de la inteligencia humana" y la suma de avances, inspiraciones, interpretaciones y voces de tantos y tantos "profetas del cristianismo"?
El Creador del mundo, el Padre de Jesús, lo tiene TODO perdonado y concedido desde la eternidad. Es su inmutable esencia. ¡Qué insensato empeño en presentarle como un títere cambiante!
Lo que falta es nuestra colaboración, nuestra adhesión, nuestro seguimiento activo y real de la "LUZ de Jesús", para administrar el mundo que se nos ha confiado.
Jesús no vino a "pagar nada", ni a "perdonar nada", "ni a abrir ninguna puerta del cielo"... Esos son engaños clericales e irracionales que desacreditan y contradicen nuestro Cristianismo. ¡Perdonad mi humilde e inútil reiteración!
Qué vergüenza he sentido esta semana santa oyendo proclamar con toda solemnidad, por ejemplo, lo de la "feliz culpa" o lo de "por salvar al esclavo, entregaste al Hijo"... Y la gente se lo traga, como yo antaño, con el cebo de una preciosa música y abundante incienso.
Vino a derramar una inmensa LUZ en el Camino de Humanización de los que nos creemos humanos... Lo dice Juan en el prólogo de su Evangelio. Lo dice el mismo Jesús: "Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que han de venir" (Jn 16,13). Pero nosotros, con nuestros "doctores", siempre mirando hacia atrás.
Para nada, absolutamente para nada, te sirve la Resurrección, ni la "semana sanguinolenta", ni las "imágenes sobrevaloradas", ni las "creencias milagrosas", ni siquiera el "bautismo", si no te comprometes, vives y sientes la LUZ de Jesús en tu interior. Si no reconoces que es la vivencia y el compromiso interior con los valores del Crucificado, lo que de verdad te hace cristiano.
¿Has descubierto la PABA dentro de ti? Pues esa es la síntesis: Paz, Amor, Bondad y Ayuda (empezando por ti mismo). Quizás estás convencido. ¿Pero lo riegas? No con agua bendita, ni con una "religión pasiva" que solo da instrucciones a Dios y le delega tus responsabilidades.
Ese es el "reino de Dios" de que nos habló el Señor, que solo se contagia por ósmosis, por desbordamiento de tu interior, para llegar a pocos o muchos. Todo lo demás es purpurina, palabrería, creencia vana, manipulación o sometimiento.
¡Bendito el día y hora en que oí a Teresa de Jesús hablar de sus dificultades para sumergirse! Y qué regalo su "determinada determinación" de hacer oración todos los días, hasta conseguir bañarse e impregnarse en esa esencia que portamos dentro.
Poco a poco irás disfrutando del baño y te olvidarás del reloj. (¿No lo haces con el cuerpo que se comerán los gusanos? ¿Y qué pasa con el espíritu eterno que portas?). Luego vendrá el "manso rebosar" para que tu vida interior llegue a otros.
Esa es la auténtica resurrección, la vida del Resucitado dentro de ti. Ese es el mismo dinamismo del Creador: "Vivir y rebosar". Decía San Ireneo "La gloria de Dios es que el hombre viva". Pero el Espíritu es hoy más explícito: "La gloria de Dios es entregarse".
De ahí nace la Creación entera. De ahí te llega el "dinamismo de crecimiento y entrega" con que naciste. Por desgracia, muchos lo entierran y sobreviven como zombis.
¿Y que estamos haciendo, Dios mío, al considerarte "adicto a la sangre, dolor y lagrimas" como precio a tu perdón? ¿A dónde llega nuestra locura, incoherencia, inconsciencia y sometimiento a "guías ciegos e insensatos"?
"Rema mar adentro" (Lc 5,4) y ACEPTA sencillamente la "entrega de Quien te habita", te habla, te resucita y te llama a una humanización real y nueva. La de la LUZ de Jesús.
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