
Era una tarde de vacaciones. Todavía me rumbaban los ruidos de la Oficina, las tensiones de los objetivos, el reloj y el tráfico. El frescor sombreado invitaba a la quietud y al descanso.
Me rondaba cierta culpabilidad por el tiempo dedicado a lo "urgente" en detrimento de lo "importante".
Fui al cuarto de los chicos, me dejé escoger por una cartulina azul noche. Miré entre las pinturas y me atrajeron unas arrinconadas pinturas pastel.
Fui al cuarto de los chicos, me dejé escoger por una cartulina azul noche. Miré entre las pinturas y me atrajeron unas arrinconadas pinturas pastel.