Y no
convertir el catolicismo en una religión apócrifa y milagrera
Me encontré con una
religiosa viejita que conozco desde hace muchos años. Se apoyaba en una muleta
con decoro y aceptación. Le di dos besos y la felicité por su reciente
onomástica. La pobre, muy preocupada, me preguntó si es
taba enfermo pues me
había visto sentado casi toda la Misa.
Mi respuesta fue: "Hermana mía,
yo hago la gimnasia a otra hora y en otro lugar. A la iglesia vengo a hacer
oración y tú sabes que lo mejor es empezar por relajarse. También sabes que lo
importante no es el rito, sino el contacto con Él y con la Comunidad".
Una reflexión puntual. Este es un Papa con el Evangelio en la mochila. ¡Qué gusto da ver esta foto!