viernes, 8 de enero de 2021

La otra muñeca de sal

"Bendigamos las estructuras que protegen, orientan, elevan y aceleran la búsqueda.
Destruyamos las que encierran, atemorizan, paralizan y aplastan"

 

De casi todos es conocido el cuento "la muñeca de sal" de Tony de Mello:

"Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces. 

- ¿Quién eres tú? Le preguntó al mar la muñeca de sal. 

- ¡Entra y compruébalo tú misma! Le respondió el mar con una sonrisa. 

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. 

Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: ¡Ahora ya sé quién soy!" [1] 

Otra muñeca buscadora -con la que soñé- también recorrió muchos kilómetros. Cuando ya estaba llegando al mar se encontró con algunos maestros, doctores y religiosos eruditos con autoridad reconocida... Es decir, con un montón de "sabios y entendidos" de los que habla el Evangelio. Les rogó que la ayudaran a descubrir quién era ella, de qué estaba hecha y cuál era su destino.


Le cogieron de la mano amablemente y la llevaron a una enorme salina cercana. La enseñaron las cuadriculadas charcas de evaporación. La hicieron ver el orden, la extensión, las mínimas y seguras profundidades de aquellas parcelas de mar estancado, bien protegidas y controladas. 

Le ponderaron el benéfico influjo del sol, cuyo radiante calor hacía nacer la blanca sal en aquella enorme superficie.

Finalmente la mostraron unos montones de sal, bien alineados, dispuestos para abastecer a los consumidores. Todo estaba tan ordenado, tan bonito, tan extenso, tan bien organizado, tan reluciente, que la muñeca quedó fascinada. 

- De aquí saliste, le dijeron. Eres de aquí. Sin este complejo tú no existirías. 

- ¿Y cuál es mi destino? -preguntó muy interesada la muñeca-.

- Solo tienes que aprovechar esta sal tan blanca, que conseguimos y guardamos con sumo celo. La apelmazas bien en estos moldes y haces nuevas muñecas semejantes a ti. Así seréis muchas, blanquísimas y brillantes. Ellas serán tus hermanas, tu fraternidad. Con ellas podrás convivir y nunca te encontrarás sola. ¡Ya verás! ¡Vais a poblar toda la tierra! 

Pero no dejes de usar el molde y presionar bien para que las nuevas muñecas queden bien compactadas y no se desunan los granitos de sal. Han de ser todas igualitas y perfectas.

 

A la muñequita viajera le pareció todo tan fácil, tan repetitivo, tan seguro, que creyó haber encontrado su patria y su misión. 

Tiempo después me encontré con aquella muñeca de mi sueño y le pregunté: 

- ¿Eres feliz? ¿Encontraste lo que buscabas? 

- Ya ves -me respondió- estoy en mi cuna, en mi casa, rodeada de todas mis hermanas y de mis sabios instructores, los maestros de la salina. Si me rompo por algún lado, enseguida me reparan y me dejan como nueva. ¿Qué más puedo pedir? Aquí me siento segura. Ya no necesito seguir buscando. 

Miré su blanca rigidez, aprecié su afanosa tarea. Incluso admiré las múltiples réplicas de su trabajo bien hecho. Y esbocé una benévola sonrisa. 

Cuando ya me alejaba buscando los encajes de espuma de la playa cercana, sentí un extraño escalofrío, me volví y la grité: 

- ¡Muñequita! ¡Muñequita! ¡Escapa de la rutina y sigue buscando! ¡Tu verdadera cuna es el mar y no esas charcas cerradas! Y el eco repitió mi grito: el mar, el mar, el mar…


Llegué a la orilla, metí los pies en el baile del agua y me sentí feliz. Una ola recrecida y juguetona me abrazó y me empapó. Dentro de mí sentí un gozo nuevo y antiguo, un gozo de juventud y eternidad. 

Y oí claramente la dulce voz de antaño como alegre trompeta nueva: "¡Boga mar adentro!" (Lc 5,4). No pude resistirme y me adentré en el mar. 

Desde entonces sueño siempre con agua. Y ya no sé si vivo yo o es el Mar quien vive en mí.



[1] Del libro "El canto del pájaro", pág. 132.- Anthony de Mello, s.j. - Sal Terrae.

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4 comentarios:

regue dijo...

¡Qué bonita reflexión! ¡Qué real! Ahora mismo la comparto con mis contactos y que cada cual saque sus conclusiones. Un abrazo hermano

Confianza Desmesurada dijo...

Ya no sé si vivo en él o si es él quien vive en mi.
Qué maravilla!! En el pequeño retiro diario de los jesuitas hoy, el versículo propuesto era relacionado con eso!
Cómo llegar a esa hondura de ser en él... de atreverse a ser muñeca de sal fundida en/con él
gracias!!
la brujamelia

vallas74 dijo...

Tambien el rio, cuando llega al mar se hace mar...

Antonio Manuel dijo...

... sabios y entendidos de los que habla el Evangelio...
El Evangelio también habla de Jesús de Nazaret: "El Padre y yo somos uno" "El que me ha visto a mí, a visto al Padre". "A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado" (Jn 1, 1-18)
Es Jesús quien nos lleva al Padre.

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