jueves, 20 de mayo de 2021

Evangelizar es contrario a someter

 Evangelizar es abandonar al "dios inútil" por el Dios de Jesús

 

¿Puede existir un católico no liberal? Mis perseguidores me acusan de "católico liberal" sin percatarse de que me dedican un inmenso piropo. "Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2Cor 3,17). "Hermanos, vosotros habéis sido llamados a ser hombres libres" (Gal 5,13). "Hablad y obrad como quien debe ser juzgado por una ley de libertad" (Sant 2,12). Y no añado más para no cansar. 

No podría ser de otra manera, porque la libertad es un don colosal que Dios respeta escrupulosamente. Y, además, es uno de los parecidos esenciales que tenemos con el Creador. 

El peligro está en el otro extremo, en la "dictadura religiosa", en querer ser "como Dios", en suplantarle y erigirse en todopoderosos. En un primer estadio esa "dictadura" mata físicamente. No hay más que leer nuestra propia historia o ver noticias actuales de algunos países. En el siguiente estadio esa "dictadura antievangélica" mata moralmente, se apropia de la verdad, expide bulas de salvación o condenación, impone caminos rígidos y se declara infalible... 

¡Cuánto me alegra haber descubierto "la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Rom 8,21) e intentar vivirla responsablemente como don precioso! Lo que no significa que yo niegue la necesidad de "autoridad" y "organización" en un grupo y, entre nosotros, al estilo evangélico.

 

Evangelizar supone soltar toda la carga de imposición y sometimiento de nuestra católica historia. Los humanos de hoy, con sus éxtasis de libertad -muchas veces descontrolada-, no escuchan imposiciones o amenazas. 

Los cristianos tenemos la urgencia de demostrar que evangelizar es ayudar a encontrar el camino de la racionalidad, de la humanización, de la felicidad. Especialmente a aquéllos que más queremos y porque los queremos. 

Tampoco sirve caer en el silencio, la pasividad cobarde y el todo vale. Hay que saber "anunciar" pero también "denunciar" -hacia fuera y hacia dentro- los atropellos al hombre y, en especial, a los más frágiles. Que no son los menos adinerados, sino los más ignorantes, los que se someten al Cura diga lo que diga. 

Hemos nacido para ser felices, es decir, plenamente humanos. Eso lo entiende todo el mundo. Y hacia esa meta se avanza con libertad, racionalidad y voluntad. Porque existe el riesgo real de vivir como alimañas, más o menos domesticadas. La consecuencia es la desgracia, la infelicidad y el sinsentido. Quizás este lenguaje lo entiendan los jóvenes porque no es todavía religioso sino puramente humano. 

Después vendrá la confidencia de que ese camino de humanización está descrito en el Evangelio. Por eso nos adherimos a él y por eso somos cristianos. Si lo somos de verdad, notarán nuestra alegría, nuestra paz, nuestro amor...


Pero imponer, seducir, manipular, creernos los mejores, catequizar con el terror al infierno, al demonio, a la condenación, a la ira de un "colérico dios antropoide" es contrario a nuestra religión.
 

La "irracionalidad" y el "sometimiento" son dos de los grandes pecados de mi religión y de las religiones en general. 

La "irracionalidad" suele mostrarse en el anclaje mítico, en la doctrina rígida y en la "sacralización del libro": confundir los indicadores con el destino, adorar al sol como al mismísimo Dios. Lo que no deja de ser un infantilismo idólatra. 

El "sometimiento" es la tentación perpetua de todo ser humano (someter o ser sometido para sentirse protegido), de la que los religiosos no han sabido zafarse. La causa ha sido, sin duda, el creerse "delegados" por Dios para imponerse, con la "buenísima intención" de salvarnos. Han preferido instalarse en el dominio, en vez de enseñar a pensar y a administrar la libertad (don que Dios respeta al máximo). 

Lo incompresible es que no se hayan dado cuenta que esa es una dirección errónea: "Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, que sea el servidor de todos; de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos" (Mt 20,25). 

En vez de promocionar la inteligencia -finísima herramienta que tenemos para detectar a Dios- se prefiere "sacralizar la religión" y mantenerla en su origen mágico o mítico (algo así como una realidad virtual y de cuento) que encandile a los fieles. 

Es ciertísimo que "a Dios nadie lo ha visto jamás" (Jn 1,18). Pero podemos acercarnos con nuestra lucecita inteligente (razón, intuición, memoria) por los caminos de la creación y la revelación, además de palparlo por experiencia interior. 

Nada hay tan racional como Dios mismo porque Él nos ha sembrado su rastro por fuera y por dentro. La religión (de "religare" = volver a la unión con Dios) es connatural al hombre. Todos los antropólogos serios lo sostienen. Bastaría mirar los monumentos estrictamente religiosos de todas las épocas y culturas. 

El problema está en identificar quién es, cómo es y qué pretende de nosotros esa Transcendencia que todos intuimos y buscamos, cualquiera sea el nombre que la demos. No existe mejor telescopio que "nuestra inteligencia", el máximo don que Dios nos regaló junto con la libertad y voluntad. Ni mejor microscopio que la "inmersión en nosotros mismos", en el pozo cristalino del corazón humano, donde -sin ninguna duda- se refleja y se deja "ver". 

Mi percepción personal es que Dios es sumamente "razonable" y "alcanzable". Cuanto más utilizo la inteligencia y más buceo en mi propio corazón (meditación y oración), más y mejor lo descubro. ¿Cómo lo sé? Por la experiencia palpable y sus efectos: paz, claridad, felicidad... (Y meted ahí todos los "dones del Espíritu"). 


Sin embargo, la Jerarquía religiosa ha puesto bajo sospecha los dones personales por el hecho de ser individuales. Prefieren que nos colguemos de "afirmaciones de otros", basadas frecuentemente en atrasadas interpretaciones de textos bíblicos y en la impuesta autoridad doctrinaria.

Es decir, la "búsqueda personal" no está promocionada, a pesar de que es la única que nos puede poner frente a frente con el Dios que nos habita y nos habla. 

Y para librarnos de los peligros del "racionalismo" e "individualismo" nos inducen al sometimiento. Que, como no suena bien, lo llaman "fidelidad a la doctrina oficial". Cualquier católico, con una mínima experiencia espiritual, sabe que esa rígida doctrina -muy útil al principio- se actualiza tan lentamente que, en ocasiones, es obstáculo más que ayuda. Las señalizaciones descolgadas o caducadas confunden al caminante. 

Es imprescindible enseñarnos a cabalgar el potro de la libertad mediante el arnés de la conciencia profunda para galopar la vida con seguridad: "Dichoso el que toma una decisión y no obra contra su conciencia" (Rom 14,22).

 

El seguimiento ciego a los líderes religiosos es solo el inicio infantil. Permanecer en esa estrategia -por muy bien intencionada que sea- tiene nefastas consecuencias: 

1ª) No nos hace más personas sino más autómatas. 

2ª) Cuando la influencia de los religiosos cede (por distintas causas), los fieles quedan al albur del "potro salvaje" de la libertad, sin herramientas para conducirlo, y se impone el "libertinaje" y el "abandono" (lo que hoy está pasando). No había raíces. 

No hay más que observar nuestro mundo actual para comprobar que el "sometimiento" no fue capaz de conducirnos al "discernimiento personal" y a la auténtica "fidelidad". Solo quienes supieron profundizar y liberarse oyeron y oyen la dulce voz: "Lázaro sal afuera… Desatadle y dejadle andar" (Jn 11,43).

 

Los "sabios y entendidos" -de esta y aquella Jerusalén- confundieron la fidelidad a Dios con la fidelidad a ellos mismos. Restringieron el nombre de Iglesia para sí mismos y sacralizaron denominaciones como "mater et magistra" para perpetuar la dominancia clerical. 

Olvidaron la Escritura que hipócritamente inciensan: "Pero vosotros no os dejéis llamar maestro, porque uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. A nadie en la tierra llaméis padre, porque uno solo es vuestro Padre, el celestial. Ni os dejéis llamar preceptores, porque uno solo es vuestro preceptor: el Mesías" (Mt 23,8). 

Por eso la mejor forma de evangelizar es formar conciencias y exponer la racionalidad del Evangelio como mapa de la felicidad, explicándolo con lenguaje actualizado.

Las abstracciones teóricas, las frases hechas, el desajuste con la realidad, la piedad ilusoria de colgarlo todo en el "dios perchero", la dependencia de intermediarios mágicos y absolutamente inútiles (vírgenes y santos), no hacen más que expulsar de las iglesias a las nuevas generaciones más realistas y racionales. 

Evangelizar es testimoniar, acompañar y ayudar al que quiere ser ayudado. Evangelizar es conducir hacia la "autonomía y libertad", es decir, hacia la "madurez humana" para poder discernir y elegir los caminos de la felicidad. Que cada cual elija y compruebe las consecuencias de sus opciones. 

Evangelizar es mostrar el "proceso de humanización". Porque eso es el cristianismo, un "camino de humanización". Y no la atadura del todo amén, el encierro en ritos mágicos, la imposición de preceptos absurdos y abusivos, la oración a un inexistente "dios tacañón" o "dios de la manga" que supuestamente actúa solo bajo reclamo, etc…

 

El "Dios de Jesús", el de los cristianos, con el que me he dado de bruces -en contra de la formación que me dieron y de las prácticas que me impusieron- es un "Dios autónomo y libre" que nos creó a su "imagen y semejanza" y nos delegó la administración del mundo y de nuestra propia vida. 

Que nos tiene todo concedido, todo perdonado, todo amado. Que no necesita nada y solo quiere que acertemos en conseguir la felicidad (humanización) con los dones divinos que nos ha dado y volvamos a la Casa de donde salimos (religare = volver a unir). 

Está el ternero cebado y la ropa nueva, las sandalias y el anillo preparados en nuestra habitación. Lo único que hay que hacer es volver al Padre por decisión libre y autónoma, no por obligación. ¿Hemos leído la "parábola del hijo pródigo"? 

El Creador-Padre nos lo entregó todo en la creación, todo a favor de su creatura, y no actúa directamente en un mundo que ha confiado a nuestra administración, a nuestra inteligencia, voluntad y libertad. 

Ante esta verdad, repetida en el Evangelio, muchos se atemorizan y se sienten desamparados sin súplicas y milagros. Nada más contrario a la realidad, porque ese Padre está dentro de nosotros dándonos todo lo que necesitamos para encontrar el camino de vuelta. Pero somos nosotros los que debemos discernir, decidir y caminar. 

Por desgracia, nuestros "ciegos dirigentes" nos siguen empujando hacia "cadenas de ayuno y oración", "abandonos" en secretos planes divinos y repetitivos "reclamos" de ayuda, concesiones, soluciones y milagros. 

¿Cómo van a evangelizar quienes nos empujan por caminos contrarios al Evangelio? No hay peor engaño que obligarnos a creer en un "dios irracional y pre-evangélico", un "dios externo e intervencionista" de origen atávico y mítico. 

Esa es nuestra gran decepción de siglos. Eso es el irracional "pecado contra el Espíritu Santo". 


Es absurdo pedir a Dios que teja tu vida
cuando te ha entregado la rueca y para moverla con "autonomía y libertad" te ha dado unas manos, una cabeza y un corazón.

Insistir a un "dios intervencionista" para que actúe, cuando eres tú quien debe actuar, es llevarnos al convencimiento práctico de un "dios sordo", un "dios tacañón" y un "dios inmisericorde". Puesto que las guerras (pequeñas y grandes), el dolor, la enfermedad y las miserias no desaparecen tras siglos de repetir los mismos ruegos.

 Esa es la causa del alejamiento de tantísimos desencantados. No pueden creer en ese "dios lejano e inútil" al que nos obligan a rezar los "guías ciegos", de espaldas al Evangelio, que luego procesionan e inciensan hipócritamente. 

Escuchad, por ejemplo, la obligada Liturgia oficial, llenita de lecturas anacrónicas y antievangélicas, incoherencias, reclamos a un declarado "dios sordo", repetitivos ruegos para que cumpla con sus obligaciones de Padre o consiga milagrosamente lo que nosotros debemos conseguir con nuestro trabajo. 

Nos queda despertar, buscar y alimentarnos desde dentro. La "religión oficial" se ha convertido en baldía y será cada vez más abandonada. 

"Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua" (Jer 2,13). 

"El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento" (Is 1,3)

"El que tenga oídos para oír que oiga" (Mc 4,9).


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9 comentarios:

regue dijo...

Sí es incomprensible que no se hayan dado cuenta y que se limiten a repetir como loros tradiciones de siglos que nada tienen que ver con el evangelio. Y cuando sale uno-Francisco- que quiere emprender ese camino a ponerle palos en la rueda para conservar privilegios y no perder el mango de la sartén. Y maquillar el lenguaje evangelizador en la forma pero no en el fondo: hay que buscar pero que la búsqueda no se salga de nuestros cánones-doctrina.
Pero nada puede detener el Espíritu, sigue soplando donde quiere, cuando quiere y a pesar de quien no quiere. Si a pesar de todo la Iglesia sigue en pie y adelante es por el Espíritu.
Por eso amigo y hermano no te desanimes, no estás solo (aunque lo parezca) son muchos, somos muchos los que estamos trabajando y evangelizando como tu haces. Un abrazo

vallas74 dijo...

Carissimo! Insiste con ocasión o sin ella. El Señor te ha dado la virtud de ver claro y expresarlo con precisión. Y tu palabra fortalece a quien la recibe, mostrándole que el Espíritu que le susurra desde el fondo de su ser, es el mismo que iluminó a Jesús...

Marià Moreno dijo...

Jairo, creo que en esta meditación ha estado realmente entonado. Muchas gracias. Es difícil afirmar nada, porque saber, sabemos pocas cosas. Pero sí podemos intuir con especial intensidad que amar es el propósito de nuestras vidas, y que la mejor expresión del amor se encuentra en el servicio. Experimentamos también que estamos dotados de Libre Albedrio, de que podemos decidir / definir como puede ser nuestra vida. Quizás, entonces, podemos decir que amar desde nuestro Libre Albedrío es nuestra dotación elemental, con la que Dios ha "vestido" a todas sus Criaturas, a todos sus Hijos. No habría más, un "mandato" divino y una "herramienta". El resto ya solo forma parte de nuestra personal navegación. Un abrazo.

Antonio Manuel dijo...

Tema de debate sobre lo "malos" que son los otros...
No hay tal Dios de Jesús, hay Jesús que es el mismo Dios que vino a salvar y a dar plenitud.
Dios se mostró como "Yo Soy" en la historia desde el inicio de la inteligencia en el ser humano. Jesús también se define como "Yo Soy".
El Camino está en el Evangelio, todo el Evangelio.
En relación con los "otros", no todos son tan malos. Habrá malos en todas partes, ya el refrán lo dice "De todo hay en la viña del Señor".

Antonio Llaguno dijo...

Ya es hora de denunciar la tergiversación de las palabras de Jesús y su significado que ha hecho la Iglesia desde el principio de su existencia.
Hay quien sigue sosteniçendola a pesar de su preparación histórico-científica y ello sabrán por que lo hacem, pero es la interpretación que mantiene a la Iglesia romana en estructuras de poder.
Es ley de vida. Cuando una religión se institucionaliza pasa a proorizar su mantenimiento en el poder a su fidelidad al mensaje.
Y a partir de Constantino hasta hoy, la Iglesia no ha parado de modificar su "inmutable doctrina" y siempre en la línea de perpetuar su poder.
Cuado hago esta reflexión siwempre hay quien me escupe como si feura una maldición la frase esa de: "Entonces no eres católico" y mi respuesta es que quien no es católica es la Iglesia de Constantino, de Agustín, de Atenasio, de Trento y Tomás de Aquinao. Una Iglesia que lo que no es es la de Jesús (eso enb el caso de que Jesús hubiera querido fundar una Iglesia, que tiene pinta de que no)
Pero entonces se cabrean aún más y me mandan al infierno (porque no pueden quemarme ahí mismo) y es que a Antonio Manuel no le parecerán malos, y hasta puede que tengan "sanas intenciones"pero de personas con buenas intencioes está el infierno lleno iguañ que "el cielo está lleno de herejes" (Francisco dixit)

Antonio Manuel dijo...

... personas de buenas intenciones las hay en la Iglesia y las hay contra o fuera de la Iglesia ... y llegado el momento, Dios apartará la cizaña del trigo. La cizaña se quemará y el trigo se recogerá.

Antonio Llaguno dijo...

No creo.
Seguro que Dios es capaz de hacer buen pan con trigo y con cizaña.

Antonio Manuel dijo...

Capaz... seguro, pero Él mismo fue quién nos lo dijo...

Antonio Llaguno dijo...

¿Estás seguro de eso?
Yo no.

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